EL PAÍS, Madrid, 25 de mayo de 2016
Claves
Silencio venezolano
José Ignacio Torreblanca
Había una vez una bella idea cuya puesta en práctica degeneraba en
una pesadilla cada vez que se intentaba. Unos lo achacaban a la
inmadurez de las sociedades, otros a un enemigo exterior saboteador,
también había quienes mencionaban las debilidades de los líderes. Pero
tanto final fatal no podía ser casualidad. Ya en 1950, Herbert Wehner,
comunista alemán y fundador de la Brigada Thälmann que combatiera en la
Guerra Civil española, llegó a la conclusión de que el “comunismo
significa la destrucción de los derechos humanos”. No debe extrañar que
observando cómo la Alemania oriental se había convertido en una
gigantesca prisión al aire libre, los socialdemócratas alemanes fueran
los primeros en entender que el problema no estaba en la ejecución del
modelo, sino en la filosofía que lo inspiraba, incompatible con la
libertad. Solo tenían que mirar por encima del Muro. Por eso renunciaron
en 1959 al marxismo, convencidos de que se trataba de una ideología
letal para la libertad.
Algo parecido pasa ahora con el “socialismo del siglo XXI”, como los
seguidores de la revolución bolivariana han gustado de describir el
proceso vivido en Venezuela. En el país con las primeras reservas
petrolíferas del mundo escasean hoy la electricidad y el papel higiénico
tanto como los derechos humanos, la democracia y las libertades. Todos
ellos, junto ante la igualdad ante la ley, son bienes igualmente escasos
para los que la ciudadanía tiene que hacer cola desde primera hora de
la mañana. Una vez más, la utopía socialista del paraíso en la tierra,
la sociedad sin clases y la fraternidad sin límite ha acabado convertida
en un gigantesco fracaso que se desliza hacia el caos y la
confrontación civil. Pero la responsabilidad, una vez más, no es del
modelo sino, como es habitual, de sus enemigos exteriores e interiores, a
los que hay que reprimir. Sorprende que entre todos aquellos que tanto
se implicaron allí y que hoy compiten por representar a la ciudadanía
aquí no se deslice ni una sola reflexión, ni una sombra de duda, atisbo
de aprendizaje o deseo de debatir honestamente sobre aquello. Si ese
silencio y ausencia de debate es muestra de la conciencia de un fracaso,
bienvenido sea. Algo es algo.
Fuente:
http://elpais.com/elpais/2016/05/24/opinion/1464085794_041043.html
Fotografías:
http://www.2001.com.ve/en-la-agenda/124650/ap--escasez-de-medicinas-deja-a-venezuela-vulnerable-ante-zika.html y
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article8033226.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario