EL NACIONAL, Caracas,21 de mayo de 2016
Cruz-Diez y la arquitectura
Edgar Cherubini Lecuna
La poética del hábitat y la libertad de enfrentar un proyecto con
total libertad, han motivado a destacados arquitectos a fusionar el arte
a la arquitectura, logrando que la utilidad trascienda en belleza. En
los espacios urbanos modernos, los artistas han adquirido un papel
protagónico, al participar con sus obras en la conformación del
bienestar espiritual del habitante de la ciudad.
“Las obras de
arte en las edificaciones y en los espacios públicos despiertan las
percepciones dormidas del que las observa, sacándolo de su rutina y
estimulando su imaginación a otras lecturas de la realidad, del tiempo y
del espacio”, expresa Carlos Cruz-Diez, quien desde 1967 ha realizado
numerosas obras de integración a la arquitectura y en los espacios
públicos de diversas ciudades del mundo. “Dichas obras adquieren un
valor emocional y afectivo, contribuyendo a afianzar el sentido de
referencia, pertenencia y orgullo del ciudadano en relación al entorno
patrimonial de su hábitat, comunidad, pueblo, ciudad o región. Una obra
de arte urbana le pertenece al ciudadano”, afirma el artista.
Solo para mencionar algunas de sus intervenciones más conocidas, citemos la emblemática Ambientación de Color Aditivo para el muro y pisos del hall central del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en Maiquetía (1974). Otra podría ser el Environnement Chromatique (1975),
una intervención integral en el interior del edificio Sede de la Union
des Banques Suisses (UBS), en Zúrich, Suiza; o la monumental Ambientación Cromática, en el complejo Hidroeléctrico de Guri (1977), colosal obra de la ingeniería venezolana. La Fisicromía Doble Faz (1991) en el Parque Ferial Juan Carlos I, en Madrid o la Spirale Virtuelle en Suwon (2001), Physichromie en el parque olímpico de Seúl, entre otras.
Otro proyecto que se destaca debido a su escala, es la ambientación Marlins Great Plaza Chromatic induction in a Double Frequency, en el Miami Marlins Ballpark Stadium, Miami, Estados Unidos, 2012. Esta obra, financiada por el Miami-Dade County Art in Public Places Program,
cubre un área de 1.672 m2 de corredores al aire libre alrededor del
estadio. Durante la temporada de béisbol, el número de visitantes se
eleva a 55.000 personas por día, que experimentan las variaciones
cromáticas a medida que se desplazan. La fabricación e instalación de
esta obra estuvo a cargo de la empresa Logistics Fine Arts, en Miami.
Hay
otros ejemplos de integración a la arquitectura de obras de Cruz-Diez,
sin embargo hoy hablaremos de las cuatro más recientes. La primera de
ellas es la Transchromie Washington (2014), en el Covington & Burling LLP hall building, Washington DC. Se trata de una intervención en el hall del edificio con una Transchromie en 13 secciones con una longitud total de 34,6 m, y dos Physichromies
de cuatro metros cada una. El proyecto es de la firma Debra
Lehman-Smith (LSM) y la fabricación e instalación de la obra
correspondió también a Logistics Fine Arts.
Otra de las obras es la Transchromie Faena (2015),
de 8 metros de altura, en el lobby del edificio residencial Faena
House, situado en Collins Avenue, Miami Beach, proyecto de la firma
Foster & Partners, que ha sido reseñada por diversas revistas de
arquitectura como un modelo de condominio. Logistics Fine Arts fabricó e
instaló la obra.
En Panamá, el edificio Kenex Plaza estrena una Cromoestructura
de Cruz-Diez, con la que el artista interviene los espacios interiores y
las dos fachadas. La obra abarca tres pisos y sus dimensiones son de 36
metros de largo por 9 metros de altura en el lado este y 42 metros de
largo por 9 metros de altura en el lado norte de la estructura. La
fabricación e instalación estuvo a cargo del taller Articruz en Ciudad
de Panamá.
Cruz-Diez piensa que lo ideal para una intervención, es
participar a partir del momento en que se elaboran los planos. “La
implantación de una obra de arte integrada a un proyecto arquitectónico,
debe ser producto de la reflexión de un equipo integrado por el
artista, el urbanista, el arquitecto, el ingeniero, el paisajista,
artesanos, técnicos y promotores, para un resultado coherente y
armonioso”.
La cuarta obra a la que haremos referencia la realizó
en São Paulo, la metrópolis comercial más importante de Brasil y uno de
los centros financieros, de negocios y culturales más importantes del
mundo.
Esta vez, Cruz -Diez brindó su aporte a la arquitectura
brasileña al integrar una obra suya al edificio Berrini One, obra del
grupo Bueno Netto y de los arquitectos Gian Carlo Gasperini y Roberto
Aflalo. Se trata de un complejo de 140 metros altura, concebido en
vidrio, con un área de 32.060 M2 de oficinas.
En relación a la obra del artista, tanto los sistemas de fabricación, planos e instalación de la Physichromie Berrini One, estuvieron a cargo del Atelier Cruz-Diez de París, bajo la supervisión de Carlos Cruz-Diez, hijo.
La Physichromie Berrini One (2015), instalada en el vestíbulo de entrada y parte de la fachada del
edificio comprende una estructura de 60 metros de largo y 3 metros de
ancho. Consiste en trampas de luz en las que interaccionan tramas de
color que se transforman las unas con las otras, generando nuevas gamas
cromáticas que se repiten incansablemente, sin llegar a ser exactamente
las mismas, debido a la intensidad de la luz o el ángulo y trayectos de
las personas que transitan por esos espacios.
En el edificio
Berrini One, el hecho arquitectónico se transforma en un escenario donde
los habitantes y visitantes del edificio, al interactuar con la obra de
Cruz-Diez, se convierten en coautores de la misma, al generar
variaciones cromáticas en el espacio y el tiempo de su trayecto. Estamos
hablando de un nuevo concepto de hábitat.
http://www.cruz-diez.com/es/work/integracion-a-la-arquitectura_1/
http://www.cruz-diez.com/es/work/intervencion-en-el-espacio-urbano_1/
Fuente:
http://www.el-nacional.com/edgar_cherubini/Cruz-Diez-arquitectura_0_851315090.html
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