La revuelta del absurdo
Luis Barragán
Recientemente,
acompañamos a María Corina Machado en una visita realizada al estado Mérida
que, en atención a la invitación formulada por los médicos del Hospital de la
Universidad de Los Andes (HULA), nos permitió constatar una situación
extremadamente dolorosa: por ejemplo, más de 160 neonatos han fallecido en el
curso del presente año, gracias a la criminal indiferencia de un régimen que
invierte un inmenso dineral en armas y municiones, mas no en los insumos
indispensables para atender a la población. Antes, pocas personas de avanzada
edad intentaron agredirla en el aeropuerto de El Vigia que, al atajarlas,
fueron protegidas por la Guardia Nacional, pues, los efectivos muy bien las alertaron que una
caída accidental sería peligrosa, respondiendo a las amenazas de denunciarlos
al comando, previa y aparatosamente fotografiados.
Apenas,
al entrar al centro médico-asistencial, el grupúsculo oficialista pretendió
impedirle el paso a María Corina y a sus acompañantes, en un forcejeo infinito
y, con empujones y golpes, el piquete agresor no reparó en los indignados
pacientes y sus familiares que tendieron a protegernos. La propaganda
oficialista presentó la entrada como la salida, presumiendo que fue expulsada a
empujones, al igual que delatándose en una escena que los venezolanos no nos
merecemos (https://www.youtube.com/watch?v=7LXFIifJzN0), aunque el recorrido se
hizo completamente, añadidas la voluntad de atestiguar todo y la rueda de
prensa que concluyó en la cobarde agresión a la líder de Vente, las periodistas
María Virginia Velásquez y Claudia Macero, la dirigente Ana Labrador,
incluyendo a más de 30 médicos heridos en la lamentable refriega
(https://www.youtube.com/watch?v=bw3rgfGf8J8
y
https://www.youtube.com/watch?v=Ltx-CEhOkkc).
Sobran
los testimonios digitales sobre el suceso, pero deseamos resaltar que,
entrevistada una de las promotoras de la agresión, nada dijo del lento genocidio - ¿por qué no
lo es? – con sede en todos nuestros hospitales públicos, repletos de carencias,
precariedades y desidias, aduciendo que María Corina y Chuo Torrealba deben
estar presos, desean tumbar al gobierno, hay una conspiración de los países
miembros de la OTAN. No es mucha la
diferencia respecto a la canciller Rodríguez que, riéndose de nuestras desgracias, aseguró en el exterior que
tenemos suficientes alimentos para mantener a tres países equivalentes al
nuestro. Sin embargo, hay un detalle en nada insignificante.
Los
revoltosos del absurdo que clavan sus desesperadas garras en los centros
asistenciales, custodiándolos con el celo de un fanatismo atrabiliario,
conformando una suerte de comité de defensa de la revolución, en el HULA que
recibe y no despacha ambulancias, integran una nómina relacionadas con ellas,
por lo que – teniendo por oficio el ocio – justifican sus ingresos por la
violencia empleada con absoluto olvido del drama pediátrico – por no citar los
otros – al que deliberadamente contribuyen. La supervivencia los obliga, como
lo evidenció el director del hospital, en unas declaraciones a “Pico Bolívar”,
quien tuvo la osadía de afirmar que la banda de violentos de la derecha
acompañó a Machado, omitiendo – por supuesto – los motivos reales de la visita.
Al
día siguiente, el personal médico nos acompañó corajudamente en una rueda de
prensa en la que detalló el suceso y, lo más importante, denunció las
condiciones del HULA y de todo su personal, impotente ante la pérdida de vidas
humanas. Estuvimos en los exitosos eventos realizados en el auditorio de la
Facultad de Derecho de la ULA, las
asambleas ciudadanas de calle realizadas en Ejido y Lagunillas, los actos de
Vente en Tabay y Mérida, pero lo más impactante fue y seguirá siendo el
fallecimientos de niños que no tuvieron ocasión siquiera de ver el rostro y
sentirse en el regazo de sus madres.
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09/05/2016
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