jueves, 19 de mayo de 2016

... CARGADOS



Lanzamiento de dados

Luis Barragán

Maduro Moros  amenaza con radicalizarla, como si fuese una revolución y, faltando poco, a sus seguidores les contentara la vaina.  Intenta verse a sí mismo como un redentor amado por  los pobres: díscola mezcla de Fidel y Perón que  se hace de un  gesto de Allende, siendo lo más lejos a lo que llegó en uno de los cursos de apreciación deportiva de la obra de Marta Harnecker.  

Las citas “emprestadas” y, por lo general,  mal leídas de autores desconocidos que dicen darle alguna prestancia a sus peroratas públicas de largas horas, como las que salpicaron la correspondencia oficial de Miraflores para la Asamblea Nacional, en los años anteriores, advierten una anémica inquietud por el pensamiento. No es que la dirigencia política deba caracterizarse por una exclusiva y consumada preocupación intelectual, pero nunca antes se había visto tamaña orfandad, incluyendo al sector marxista de una Venezuela que hizo, mal que bien, un hábito del debate público y abierto.

Peroratas que extiende, rellenas de  vivencias personales que las aspira anécdotas de gran trascendencia, imitando al predecesor, sin importarle hacer el ridículo, pues, al fin y al cabo, lo confesó en la propia Asamblea Nacional, con motivo del Esequibo, no distingue conceptualmente entre un laudo y un tratado,  después de desempeñar por seis años la cancillería.  De modo tal que no cuenta con las herramientas necesarias para una interpretación de aliento sobre la crisis a mediano y largo plazo que él y no otro, ha generado, arribando a soluciones que dependen de los hechos de fuerza en diferentes escalas y escenarios, manipulando el lenguaje de siempre.

¿No hay alimentos ni medicamentos?, entonces, cada quien debe sobrevivir como pueda cultivándolos y rezando las hierbas naturales; ¿proliferan los asaltos a mano armada?, están las OLP para arrasar con justos y pecadores en sendas jornadas de limpieza que ayudan a amedrentar políticamente a la población;¿aspiran a reivindicar la ciudadanía a las puertas del CNE?, conforma los “escudos humanos” que convierte a sus más menesterosos partidarios en agresores autorizados, recompensados y  festejados por sus logros; ¿carecemos de divisas y – por supuesto - de materias primas?, colocan  las fábricas supervivientes en el horizonte de una calamitosa  ocupación de efímeros efectos como espectáculo; ¿proliferan las epidemias y faltan los equipos médicos?, convierte a los hospitales en trincheras de otros piquetes de agresores que impidan el acceso a los medios de comunicación y otros curiosos; ¿resultan ineficaces y contraproducentes sus medidas económicas?, las repite para distraernos con una pretendida confrontación de poderes. Vale decir, ni siquiera Nicolás  imagina y se ubica en una perspectiva que vaya más allá del muy circunstancial operativo de fuerza, convertido el golpe de Estado en una paranoia que dice legitimar y santificar sus diarios y literales golpes a la población, por resignada que parezca.

Maduro Moros se quedó en el activista político y hasta en el espaldero personal que fue, incapaz de pensar y de pensarse en algo que no siempre será el presente: no habría problema alguno, excepto que cada decisión adoptada o que permite que sus colaboradores adopten,  tiene consecuencias nefastas para millones de venezolanos.  Ya es nuestra la convicción: el Paúl del conocido cuento de Pedro Emilio Coll,  no tiene idea de sus actos, porque cree dirimirlos en un envalentonamiento de oportunidad,   sin orden ni concierto. Acotemos: total, ¿no fue un “lechazo” histórico el desempeño de la alta magistratura?, ¿por qué no seguir lanzando los dados?, ¿todos no  perderán al igual que él?
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