lunes, 1 de octubre de 2012

CUENTA RÁPIDA

De las siete óes
Luis Barragán


Finalizando la exitosa campaña electoral de la oposición democrática, ella – irrevocablemente – sintetiza los muchos años de lucha en las condiciones más desventajosas que antes nadie pudo imaginar.  Serán muchas las lecturas del 7 – O, a sabiendas – por una parte – que el triunfo tendrá centenares de padres, en contraste con la orfandad de las derrotas pasadas;  y – por otra – que sólo el tiempo dirá de los motivos, razones o factores decisivos, ocupando a historiadores y politólogos de una superior imaginación, en detrimento de los hechos y actores que ahora pudieran deslumbrarnos. No obstante, incurrimos en la temeridad de apostar por la relevancia de algunos.

En primer lugar, esa inmensa necesidad del sentido común para salir de la crisis, frente al superestatismo que, paradójicamente, ha lesionado al Estado. E, incluso,  demostrado en la última sesión parlamentaria, el oficialismo  el  “neoliberalismo” de la sensatez ahora urgente e  indispensable, aunque no supieron definirlo, o – lo que es peor – se ha hecho práctica esencial de un gobierno tercerizador descarado, ilicitador sistemático, negador de las convenciones colectivas, entre otros de los aspectos denunciados en su momento por el diputado Américo de Grazia.

En segunda instancia, la correcta interpretación de las aspiraciones mayoritarias que, si bien reconocen a Chávez Frías como un problema en sí mism o, están   fundamentalmente interesadas por las propuestas que haya para solventar los gravísimos problemas de la inseguridad personal, la violencia generalizada, el desempleo real y galopante, el alto costo de la vida, la carencia de un techo propio, la ineptitud de los servicios públicos, el doloso colapso de la industria eléctrica.  Recordemos que, a pesar de lo indicado por sendos estudios de opinión, en años anteriores el régimen nos indujo, incluyendo a los medios privados de comunicación que perseveraron en el mito, a darle un principalísimo protagonismo y una angustiosa prioridad al  inmediato derribamiento presidencial, en lugar de comprender, asumir y comprometerse con un proceso conceptual y estratégicamente político.

Tercera observación, a pesar de sus imperfecciones, una concertada dirección política, realizada por la Mesa de la Unidad, ha derivado en una dirección electoral y en una candidatura presidencial coherente, fundada y eficaz que deja atrás la experiencia amarga de una Coordinadora desbordada – agreguemos – por personalidades y partidos de maletín.  La venidera transición sabrá también de la polémica inherente a la conformación del consenso, cuya bondad reivindicará al conjugar el realismo indispensable con la ensoñación necesaria, pero – aspiramos – distará de las tempestuosas temeridades que el chavezato devenido chavismo procurará inescrupulosamente explotar cuando ocupe su adecuada trinchera opositora.

Cuarta acotación, porque se ha hecho –precisamente – política, el nuevo liderazgo de cuño intergeneracional marcará el retroceso y la minimización de las prácticas antipolíticas, aún en las versiones hoy realizadas por el oficialismo a través del izquierdismo que una vez denunciara el propio Lenin. La consistencia de una candidatura unitaria de la oposición, surgida de las primarias, como la de Capriles,  o la de los mismos gobernadores democráticos en funciones que soportarán muy brevemente el oportunismo de otros dudosos actores locales, tenderá a reivindicar a los necesarísimos partidos políticos, relegitimando los espacios que les son propios a las organizaciones de la llamada sociedad civil, reconocido el liderazgo institucional – por añadidura – de los alcaldes, ediles, parlamentarios regionales y nacionales.

Quinto inciso, recobrará el debate político su más generoso, definido y útil sentido, en reemplazo de las simulaciones del régimen actual que, irremediable, ha formalizado y manipulado la participación, golpeada la representación, distorsionando la vida democrática. La sola negación de Chávez Frías para discutir personalmente con Capriles  Radonski sobre intenciones y pretensiones, señala el fin de los interminables, fatigantes y encadenados monólogos en una sociedad irreductiblemente plural.

Sexta acotación, los traidores y mercenarios de último momento, quienes presumen de una actitud crítica y visionaria que nunca afloró en su debida oportunidad, ayudando a postergar – justamente – el debate, la discusión o la polémica en torno a los errores que la oposición acumuló hasta (in) voluntariamente, serán un ingrato recuerdo en el esfuerzo de sinceración y saneamiento del liderazgo alternativo. Y éste, siempre perfectible, habrá de expresar el sacrificio, el sufrimiento, el malestar y también la desesperación de todos aquellos venezolanos que pacientemente aportaron su grano de arena, una y otra vez, para un triunfo electoral, aguantando la violencia abierta o subrepticia de la persecución, la represión callejera, los procesos penales y administrativos, las filtraciones y delaciones,  la aparición en listas como la de Tascón, etc.

Séptima y última coletilla, la entidad armada responderá a la voluntad manifiesta del pueblo venezolano, cumpliendo inevitablemente con sus responsabilidades institucionales. Al respecto, aunque ha sido víctima de las descalificaciones, sumada una presuntísima y extraña condición de agente gubernamental, subrayamos el papel y la conducta muy sobria de Vicente Díaz, rector del CNE, quien – por si fuera poco – ha pedido lo que está en capacidad de dar: a guisa de ilustración, pública, personal y corajudamente adedó al presidencialísimo por su claro y elocuente ventajismo, como nunca se atrevería el díscolo internauta que, día a día, nos enferma de un radicalismo cómodo, interesado  y repleto de bytes.

Fuente:
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/12919-de-las-siete-oes
Fotografía: LB, detalle de la pieza de Alejandro Otero de Plaza Venezuela, camino al mitin de cierre de Henrique Capriles en Caracas (30/09/12).

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