lunes, 1 de octubre de 2012

CIUDADANIZARSE

El Presidente Capriles y los empleados públicos
Luis Barragán


Ha sido larga la etapa para el empleo disfrazado y ocasional, en el mejor de los casos. La supervivencia es el signo de la mentada revolución, adquiriendo otras facetas como la de una inocultable, violenta, abundante, generalizada, e irrefutable mendicidad.

Los empleados públicos han sufrido hasta lo indecible para mantenerse en sus puestos, soportando tensiones, presiones y amenazas. Muchos cuentan con una larga experiencia, superior a la de los supuestos redentores de un Estado agravado por sus improvisaciones, vivezas, inconsecuencias, e irremediables torpezas en las que incurrieron e incurren  – precisamente – para sobrevivir en las altas y medianas jefaturas de la administración.

El Presidente Capriles confía y apelará a la consciencia y buena voluntad de los servidores públicos para la recuperación del Estado lesionado, incapaz de realizar el bien común (estructural y funcional). La profesionalización es un dato fundamental, pues no se entiende una administración pública sometida a todas y cada una de las coyunturas políticas con sacrificio de una ciudadanía a la que se debe.

Importa la especialización de las tareas comprometidas con esa ciudadanía que espera la eficacia y eficiencia de un desempeño fiel,  racional y convencido. Y es posible alcanzar la estabilidad laboral y una mejoría de las condiciones de vida del servidor público, sin que lo forcemos a realizar distintas y gratuitas actividades proselitistas y hasta el barrido semanal de las calles, duplicando infinitamente las funciones que cuentan con un personal, un equipamiento y un presupuesto concretos.

Ha sido tanto el abuso en el que ha incurrido Chávez Frías y la dirección del PSV, al condenar a los más modestos empleados a sufragar adicionalmente sus actividades, mediante “donaciones” salariales forzadas; a disfrazarse de rojos-rojitos y engrosar los actos partidistas; a barrer literalmente las calles, pegando los afiches y pendones de sus caprichos propagandísticos;  a soportar el constante acoso de sus jefes, ya acosados desde más arriba; a alistarse en sindicatos y centrales que los saben parte del emporio de la corrupción; a postergar las convenciones colectivas y la satisfacción de los pasivos laborales; a maquillar las estadísticas y parapetear los operativos que corren las arrugas; a depender de los palanqueados que se presumen como dueños de las dependencias oficiales, más aún si integran el otro emporio, el del más descarado nepotismo; a rogar por un HCM que les evite un ruleteo temerario por los Barrios Adentros y los CDI; o a evitar la filtración de la información sobre las realidades que pueda condenarlos….Por ello, amparados en el secreto del voto, con la humildad de sus silencios obligados, esperando que la meritocracia sea una verdad cotidiana, apoyarán a Henrique Capriles como el próximo jefe de la Administración Pública Nacional.

La gran mayoría de los servidores públicos, libres de toda responsabilidad en  la corrupción y corruptelas generadas por el chavezato, que tanto temieron a la botazón general y a la selectiva de todos los años de sus tormentos, y  a quienes – por lo demás – se les ha negado la justa jubilación pendiendo tantos años de experiencia de la voluntad circunstancial de una suerte de comisario del partido, depositarán su confianza en el candidato del progreso. Ellos, sus familiares y relacionados serán parte confidencial de la gran avalancha de votos que derrotará al actual gobierno de los despachos ministeriales que, multiplicados, únicamente sirvieron para el drama del nepotismo, la deshonestidad, la ineficiencia y esa arrogancia de un socialismo definido según la conveniencia de los privilegiados titulares de la hora.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/10/el-presidente-capriles-y-los-empleados-publicos/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=907124
Fotografía: LB, vista de la avenida Bolívar mucho antes de comenzar el mítin de cierre de Henrique Capriles (Caracas, 30/09/12).

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