Schemel habla ahora de la denostación, del desprecio del que fue objeto. Concibe al chavismo como una identidad de clase, una nueva cultura política popular. Así loi refiere en VTV, en estos momentos. Agrega a los intérpretes que ocupan los espacios de opinión, "grupitos de intelectuales" arrogantes que confunden a la oposición. Cree un error reducir la revolución bolivariana a un asunto clientelar, revelando su propia relación moral al acusar al otro. Compraron a alguien, son empleados del gobierno, etc. Los resultados descalifican a quienes contaminan el debate. Insiste, grupo de intelectuales (periodistas, etc.). La lucha política lo es simbólica, la política como pedagogia del poder. No lo entendió Capriles. Y el chavismo necesita ampliar sus bases sociales, escapar de la estrategia de polarización. Pasar de una estrategia de hegemonía por el consenso. Seis millones no niegan el modelo de inclusión que Capriles prometió mejorar. La denuncia del paquetazo logró resignificar el discurso de Capriles y verlo comom una amenaza a la incusión. Ridiculiza la dimensión religiosa del liderazgo de Chávez. Municipio Sucre lo gana Capriles, excepto las barriadas populares. El voto de Capriles, no ha sido a su favor ni reconoce la emergencia de un nuevo liderazgo, sino en contra de la ineficacia del modelo de inclusión de Chávez. Fue un error que la estrategia del comando Venezuela pasara por sacar a los viejos líderes, despreciando la experiencia.
Fotografía: LB (Caracas, 09/10/12)
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