domingo, 28 de octubre de 2012

CONFIANZA Y ABANDONO

NOTITARDE, Valencia, 27 de Octubre de 2012
Escuchar y seguir a Cristo (Mc. 10, 46-52)
Joel Núñez Flautes

El evangelio de este domingo nos presenta la figura del ciego Bartimeo que se encuentra con Jesús y viene a ser el prototipo del discípulo de Cristo.
En los domingos anteriores hemos venido viendo formas no precisas de ser discípulo de Cristo. La de Pedro y los demás discípulos que no entendían las palabras de Cristo, no escuchaban, ni interpretaban bien su mensaje, buscaban sus intereses y los mejores puestos; el joven rico que escuchó a Jesús, pero le costó hacer lo que el Maestro le pedía; los hijos de Zebedeo que querían un puesto a la derecha e izquierda en el Reino de Dios, pero ahora Jesús llega a Jericó y allí se encuentra con un mendigo ciego llamado Bartimeo que al escuchar que pasaba Él por el camino lo reconoce como Mesías y Salvador, como aquel que anunciaron los profetas y por eso le dice: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Es decir, Hijo de Dios, presencia de Dios en medio de los hombres, aquel que tiene el poder de curar, sanar y restablecer la humanidad herida por el pecado; el que puede dar la vista a los ciegos y reincorporar a un ser humano al camino de la luz, del amor y la armonía con sus semejantes. Todo eso lo reconoce el pobre Bartimeo en ese grito de fe que sale desde lo más profundo de su corazón; una fe que se ha encendido dentro de su vida por haber escuchado hablar del hombre Jesús de Nazareth que hace milagros, que se acerca a los pobres y pecadores, que habla y actúa con la autoridad de Dios. A diferencia de otros que han visto a Jesús, que lo han contemplado y sin embargo han dudado, no han creído o se han alejado del Señor; ahora este hombre que no ha visto a Cristo, que no lo ha podido contemplar, sólo por haber escuchado acerca del mensaje que Jesús ha venido a traer al mundo y ahora sabiendo que pasaba cerca de él, escuchando que la gente le viene siguiendo, le manifiesta su fe, llama su atención, hace que Jesús detenga su marcha y le preste atención a su pedido, a su necesidad.
Muchas cosas pudiéramos resaltar hoy de este evangelio, pero me quisiera concentrar sólo en el discipulado del cristiano como escucha de la Palabra de Cristo y como seguimiento de su estilo de vida, de su manera de pensar, sentir y actuar. Esto fue lo que hizo Bartimeo, escuchó el mensaje de Jesús, de la escucha pasó a la fe en Él, de la fe que implica la confianza y el abandono en las manos de Dios, pasó a la oración, a la súplica confiada, a la esperanza de saber que el hombre que busca a Dios, que se acerca a su inmenso amor, que le invoca con fe, nunca queda desatendido, siempre Dios le responde con generosidad. Entre tantas voces que Bartimeo escuchaba a su alrededor, de los que venían detrás y apretujando al Maestro, Él sabe reconocer la voz de su Señor, como la oveja reconoce la voz del Buen Pastor (Jn.10, 3-4); aquel ciego no se deja distraer por tantas voces que hacen ruido; al contrario, él levanta su voz, le grita a su Señor y consigue ahora que Dios le escuche, que Dios se detenga en el camino, que ponga en él sus ojos. Cuando otras voces lo mandan a callar (siempre habrá en el camino del seguimiento a Cristo quien quiera alejarnos de Dios, que dirán que Dios no nos va escuchar, que Dios anda muy ocupado en otros asuntos), él grita más duro y no deja de tener su atención en Cristo; cuando escucha que Jesús lo manda a llamar, ahora presta oído a esas voces autorizadas que vienen de parte de Jesús y le dicen: “Ánimo, levántate, te está llamando”, no duda en dejar su capa (ésta cobija del mendigo representaba toda su riqueza, su seguridad, su lugar de descanso, el cubrirse del frío), sólo le importa la voz del Maestro que lo llama, sólo le interesa escucharle a Él, se levanta y de un salto llega hasta donde está Jesús. Aquella voz le da seguridad, este hombre sabe que las palabras de Jesús dan vida, dan seguridad, generan confianza, sabe que quien escucha a Dios y se va detrás de Él recibe mucho, encuentra lo que tanto anhela su corazón. Jesús le habla, le pregunta a Bartimeo que quiere que haga por él y él le pide ver y Jesús le hace el milagro, por su fe, por haber escuchado, por haber creído le sana, lo incorpora al camino y éste ahora le sigue, se hace su discípulo; puede ahora verle con la fe y con sus propios ojos. Bartimeo hace recordar aquellas palabras de Jesús a Tomás, el apóstol: “Dichosos los que crean sin haber visto”. Por eso, este mendigo ciego es prototipo del discipulado. Sin ver a Jesús, creyó en Él por lo que había escuchado y dejándolo todo lo siguió. Ejemplo y estímulo para nuestra caminar en Cristo y con Cristo.
IDA Y RETORNO: El jueves primero de noviembre de 9:00 am a 12:00 m, en la sede del Seminario en San Diego, el Lic. Carlos Correa de Chile; especialista en Medios de Comunicación Social, dirigirá el Taller: “Evangelizar un nuevo Continente” (Digital), dirigido a los párrocos, grupos juveniles, estudiantes de comunicación social, periodistas y todos aquellos que estén interesados en aprender del buen uso de las redes sociales.

Ilustración: http://dailypaintersabstract.blogspot.com/2011/12/celebration-of-blue-mixed-media-modular.html

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