Los candidatos cuaternarios
Luis Barragán
Desde hace poco más de un mes buscábamos los apuntes del viejo texto de prensa, porque la revista ya no está disponible en la Hemeroteca Nacional. Debidamente acentuado por la ironía, Joaquín Marta Sosa probó una clasificación de los candidatos presidenciales (Summa, Caracas, nr. 52 del 15/06/72), aunque – por un lado – dijo inútiles los comicios de entonces, dos números atrás, y – por el otro - la tipología -evidentemente no se ajusta con exactitud a la actualidad. Empero, ofrece una pista cierta del retroceso democrático experimentado.
Refería el ahora académico de la Lengua, otrora explorador teórico de una posterior, distinta y perecedera experiencia política, a los realmente presidenciales (o, mejor, diríamos presidenciables), al lado de los negociadores, negociables, sacrificados (o mártires), y valiosos. Una tipificación acorde a las consecuencias mediatas e inmediatas de la nominación, pues, la misma existencia y naturaleza de sendos actores secundarios y terciarios dependía de un peso específico, por modesto que fuese, capaz de enrumbarlos a la curul edilicia o parlamentaria, búsqueda simultánea autorizada constitucional y legalmente, quizá un puesto en el venidero gabinete ejecutivo, revelando un grado de certeza y complejidad del juego político que por estos días luce extraño, debido al básico equilibro de fuerzas que precedió al llamado bipartidismo, aunque no recordamos si después el autor motivó y desarrolló los tiempos (e imputaciones), en obras como “Venezuela: elecciones y transformación social” (Caracas, 1984).
Ciertamente, en el pasado, la multiplicación de las aspiraciones presidenciales expuso una serie de objetivos tácticos que incluyó, por obra de una sutil diferencia, al negociante o mandadero que satisfizo la estrategia de otra candidatura potencialmente ganadora, y al negociador o vivaracho, presto al intercambio de posiciones; al sacrificado, en reclamo de una superior ascendencia en la opinión pública, y al coherente con un determinado y paciente proyecto político. Sumando al de los ganadores, hallamos tres grupos que no tuvieron equivalencia en los comicios del 7-O, así demandaran algunas de las características señaladas.
Acotación necesaria, los elencos secundarios y terciarios de 1947 y buena parte del período puntofijista, reporta a personalidades y propósitos muy bien fundados ideológica, política y socialmente, electoralmente dignos del grupo primario como Machado, Caldera, Uslar, Ramos Giménez, Prieto Figueroa, Villalba, Burelli Rivas, Rangel, Mujica, Petkoff, Velásquez, entre otros que representaban algo más que una candidatura meramente testimonial, pero poco menos ocurrió con Hernández, Borregales, Villasmil, Segnini La Cruz, Martín, Castro Hurtado, Tinoco, Arria, Montiel Ortega, o Pedroza; sin embargo, de la anécdota llegando a la franca ridiculez, supimos de los brujos y sexo-demócratas cabalmente cumplidores de todas las formalidades para el abanderamiento.
De señalado conflicto existencial, Chávez Frías y Capriles protagonizaron los más recientes comicios, sin que otros llenaran cómodamente las posiciones sucesivas. Siendo así, saltamos a un grupo cuaternario que merece un trío adicional de comentarios.
Por una parte, desconocidos como antes, Reina Sequera obtuvo más de sesenta mil votos, probablemente por la confusión que generó su tarjeta, mientras Luis Reyes, alcanzó ocho mil; y María Bolívar, asombrosamente inscrita como candidata a la gobernación del Zulia para los comicios del 16-D, nos dejó una estampa cercana a los antiguos brujos y sexo-demócratas. En todo caso, llenos los requisitos mínimos, defendemos el derecho de todo ciudadano a postularse a los cargos públicos de elección, aunque no encontramos una razón teórica ni social para las aspiraciones continuamente replanteadas.
Por otra, más significativo, está Orlando Chirinos con cuatro mil votos, incomprensible a los efectos de un proceso consolidado de recomposición política, ya que – entendemos – es un portador de matices respecto al proyecto gubernamental del que no se sabe cuán distante efectivamente está. Sumemos a Yoel Acosta Chirinos, quien finalmente no participó, pues, intentando reivindicar los ideales del 4-F, los escasos y anacrónicos planteamientos públicos que le escuchamos – tememos – únicamente buscaban llamar la atención de Chávez Frías. Importa acotar, mejor papel hicieron los nada candidatos presidenciales Ojeda y Cermeño que los formalmente miembros del grupo cuaternario, por aquello de reforzar efectivamente a un candidato, por los muy probables efectos desmoralizadores.
Finalmente, habrá tiempo de reformular la antigua tipología de Marta Sosa, actualizándola en un contexto de angustiosa pre-modernidad. Por lo pronto, hay quienes sienten nostalgia de los ausentes candidatos secundarios y terciarios.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/10/los-candidatos-cuaternarios/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=913342
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