lunes, 15 de agosto de 2011

LO CLÁSICO ES EL CRITERIO DE SELECCIÓN


EL NACIONAL - Lunes 15 de Agosto de 2011 Escenas/2
La Academia Española y sus clásicos
PALABRAS SOBRE PALABRAS
LETRAS
FRANCISCO JAVIER PÉREZ

Acaban de aparecer los cuatro primeros títulos de la Biblioteca Clásica de la Real Academia Española. Ellos son: Cantar de Mío Cid; Milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo; Gramática sobre la lengua cas- tellana, de Antonio de Nebrija; y La vida del Buscón, de Francisco de Quevedo.
El proyecto, coordinado por el prestigioso académico Francisco Rico, alcanzará la cifra de 111 títulos y con ello se querrá mostrar la potencia de la literatura en lengua española de todo tiempo y de cualquier espacio y la presencia que sigue teniendo esa noble especie en la espiritualidad del público lector de hoy. Galaxia Gutenberg ha sido y será la magnífica casa editorial que hará brillar estas obras maestras con sobriedad de diseño, grato color (un azul eléctrico de bajo amperaje), un papel de amable caricia y, en suma, una dignidad de edición apropiada a obras tan capitales y de probada inmortalidad.
La selección, aunque notable, resulta personal y caprichosa. Si bien todos los que están lo son, faltan muchos clásicos que no están. Si esto es rotundo para la literatura española, más lo es para la literatura hispanoamericana, apenas representada por unos pocos títulos. Su enumeración confirma el criterio volitivo de los coleccionistas académicos: Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de fray Bartolomé de las Casas; La Araucana, de Alonso de Ercilla; Comentarios reales de los incas, de Inca Garcilaso de la Vega; Primero sueño y otros poemas, de sor Juana Inés de la Cruz; María, de Jorge Isaacs; y Tradicio- nes peruanas, de Ricardo Palma. Un paseo por la Biblioteca Ayacucho habría bastado para hacer crecer esta selección con muchos de nuestros autores más representativos.
Como no es posible aún compendiar el conjunto, queda sólo hacer el relato bibliográfico y crítico sobre el primer cuarteto de la serie. Aprovechando el maduro y virtuoso arte de editar a los autores estrella en ediciones anotadas y acompañadas de aparatos referenciales pertinentes (siempre de gratísima recordación, la insuperable Clásicos Castellanos, de Espasa-Calpe), esta colección ofrece para cada obra las secciones de "Estudios y anexos", "Aparato crítico", "Notas complementarias", "Apéndices", "Bibliografía" e "Índice de notas". Cuando el proyecto lo exige, se procura enfrentar los textos en lengua original, como la latina de Nebrija, o en castellano antiguo, como la del Poema del Cid.
Los encargados académicos de estas cuatro entregas serán Alberto Montaner, para el Cantar de Mío Cid (con un ensayo de Francisco Rico, una delicada signatura del artífice de la empresa); Fernando Baños para los Milagros de Berceo; Carmen Lozano y Felipe González Vega para el Nebrija, y para El Buscón, Fernando Cabo Aseguinolaza.
Elogios y aplausos, pues, para un proyecto tan empeñoso y necesario, para una tarea tan ardua y comprometida, para un gesto de extrema nobleza, ese de hacer que llueva sobre las grandes obras de la literatura de nuestra lengua (o de algunas de ellas), para que vuelvan a florecer para el gran público de hoy; ese que no es una multitud, sino una selecta y esperanzadora minoría de permanentes lectores.

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