lunes, 8 de agosto de 2011

DE UNA POLÍTICA PÚBLICA


De un gobierno prisionero
Luis Barragán


Harto evidente, no hay una política pública en materia penitenciaria aunque crean alcanzarla bautizándola con un eufemismo: misión. Y lo curioso es que pudieron decididamente tomar los invalorables aportes de Elio Gómez Grillo, libre de toda sospecha, por ejemplo, para remediar el agigantado problema, incluyendo las garantías ofrecidas por una larga continuidad administrativa, las bonanzas dinerarias y el control ejercido en todos los órganos del Poder Público. Sin embargo, fracasaron.

Imposible de ocultar ese fracaso, por la sangre que ha corrido en todos los hacinados establecimientos, evaden la responsabilidad y el costo políticos intentando transferirlos a una oposición que es eso: oposición. Muy bien refiere Eugenio Lahera Parada, la capacidad de gobernar es un bien escaso y depende precisamente de un gobierno que es eso: gobierno.

Muy probablemente, el abultamiento del tren ministerial permitirá agravar la situación. En tiempos ya remotos, otro ejemplo, no se necesitó de la creación de un despacho para diagnosticar la situación, mejorar el proceso penal y descongestionar las cárceles con un instrumento legal para la suspensión condicional de la pena.

La articulación de políticas orientadas a solucionar el asunto, con una urgente reingeniería legal, será una buena noticia excepto que el gobierno nacional siga prisionero de sí mismo y del modelo que lo inspira. A modo de ilustración, la fórmula no puede condensarse en transferir –esta vez – el problema a las comunidades, responsabilizando finalmente a las juntas comunales del seguimiento, vigilancia y superación personal de los reos, convertida en la opción principal de acuerdo a la estricta lógica que se desprende de sus reiterados propósitos y conductas.

Después de fracasar en la construcción masiva de viviendas, incumpliendo sus promesas, tampoco afrontar la exclusiva edificación de sendos establecimientos penitenciarios que cumplan con las exigencias mínimas. Y es que, en el supuesto de que lo haga en tiempo récord, siendo el fondo de la tragedia, no cuenta con el recurso humano calificado, eficiente y – sobre todo – incorruptible para ello, arriesgándonos a todos – esta vez – a un abultamiento de la burocracia, pues, seguramente, se convertirá en ocasión para darle cabida a un vasto clientelismo político.

Importa muchísimo el debate sobre la materia, gozando con un poco más de humildad por parte del gobierno que ha de reconocer sus errores. Sumada una renuncia: la de manipular a los sectores más empobrecidos de la población, en cuyo nombre gobierna aunque los haya condenado al infierno recreado constantemente.

Fuente:www.medios24.com/p38823.html
Fotografía: Leo Matiz. Actividades religiosas decembrinas en la cárcel Modelo de Caracas. Elite, Caracas, nr. 75 del 20/12/57.


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