lunes, 8 de agosto de 2011

RETRATO


EL NACIONAL - Lunes 08 de Agosto de 2011 Cultura/3
El foro del lunes
GERMÁN CARRERA DAMAS No cree en el socialismo del siglo XXI
"Esto que vivimos no pasa de ser una indigestión de la democracia"
El título más reciente del historiador, El bolivarianismomilitarismo, una ideología de reemplazo , sitúa el ideario político del chavismo en perspectiva con la crisis de las ideologías contemporáneas
MICHELLE ROCHE R.

Resultado de la permanente preocupación por el destino de la democracia en el país, Germán Carrera Damas publicó recientemente El bolivarianismo-militarismo, una ideología de reemplazo (Alfa).

En el libro, reúne seis ensayos académicos que escribió en la última década sobre el uso del prestigio histórico de Simón Bolívar con fines ideológicos.

Los textos que dan título a la obra son resultado de temas propuestos entre febrero y marzo de 2001 a los alumnos de un seminario de posgrado dictado en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Florida, al que asistió el historiador cuando fue becario de ese período de la Cátedra Bacardí Family, de la misma institución.

La vigencia de los ensayos impresiona a quien los lee. Para Carrera Damas, la denominación ideología de reemplazo no es sistemática. "Es un recurso pseudo-ideológico para justificar una ambición de poder que contradice esencialmente el sentido básico de la democracia".

El fracaso de la Unión Soviética fue una circunstancia histórica que socavó las bases del esquema de las ideologías en América Latina, porque el comunismo servía de punto de referencia para la escala de las lealtades políticas: en la región, se estaba más o menos cerca del comunismo. Como respuesta al vacío que dejó la crisis del socialismo, en Venezuela comienza a tomar forma la ideología que el historiador denomina "bolivarianismomilitarismo", que mezcla el viejo culto a Bolívar con una forma de "bolivarianismo" que, a su vez, tuvo su origen en una escuela historiográfica que quiso darle al sentido fundamental de lucha contra la Corona española, emprendida por los patriotas liderados por Bolívar, el carácter de lucha contra el imperialismo, una percepción moderna que no tiene nada que ver con el proceso independentista, explica.

¿Cuáles son las consecuencias del bolivarianismo como ideología de reemplazo en la coyuntura actual? ­El resultado es grave. La reunión del bolivarianismo adaptado al mundo contemporáneo con el militarismo tradicional, ya eximido del anticomunismo de sus primeras luchas contra el régimen cubano, permitió que un régimen militarista ocupara no digamos ya el Estado, el Gobierno ni la administración pública, sino la totalidad de la estructura social y política, de tal manera que gracias al uso de ese vector universal que es el bolivarianismo (mal entendido, alterado y en violación de todo su sentido histórico) ha sido posible instaurar en Venezuela un régimen militarista que ocupa por entero el mundo oficial.

¿Cómo se relaciona la ideología de reemplazo con la influencia del presidente Chávez en Latinoamérica? ­No hay tal influencia. Hay comunidad de propósitos políticos y financieros inmediatos. Hablaría de influencia si no fuera porque esta situación se encuentra subvencionada por el petróleo. Es apenas una combinación de intereses, no veo un solo país realmente independiente que haya acogido esta ideología.

¿Cómo se relaciona el socialismo del siglo XXI con la crisis ideológica mundial? ­El socialismo del siglo XXI no tiene vigencia histórica.

Para eso sería necesario que alguien realmente formulara una proposición sistemática, orgánicamente constituida, que permitiera someterlo a una crítica. El resto es perder el tiempo. Mientras, está en marcha en el mundo una reelaboración que llevará a su mayor esplendor aquello que nació con la socialdemocracia. Ese desarrollo está llamado a continuar en un largo proceso histórico, como corresponde, desde dos puntos de partida fundamentales: la glásnost y la perestroika, dos políticas diseñadas por Mijaíl Gorbachov, que no buscaba acabar con el socialismo sino dotarlo de medios para que pudiera proyectarse.

¿Qué alternativas ideológicas se presentan hoy a este bolivarianismo? ­Hasta hace poco la democracia venía de la clase política hacia la sociedad. En 1946, por ejemplo, cuatro gatos pretendieron establecer una república liberal democrática en una sociedad que no tenía la menor idea de qué era ese sistema y que no tenía experiencia política. Pero hoy es diferente, pues la aspiración democrática asciende de la sociedad al mundo político, con un programa articulado desde las definiciones de democracia y libertad. Ese es el cambio histórico fundamental, y es la fosa donde está siendo enterrado el exabrupto ideológico del socialismo del siglo XXI o chavismo. Esto que vivimos no pasa de ser una indigestión de la democracia.

No hay nada más molesto que una indigestión, pero tiene una compensación: que es pasajera.

Si en 1842 la repatriación de los restos de Bolívar tuvo la intención de cerrar la disputa política sobre la Independencia, ¿la reciente exhumación y análisis de los mismos restos a qué respondió? ­Cuando en 1842 se planteó la repatriación de aquellos restos la sociedad vivía un momento crítico: la guerra había terminado hacía dos décadas y aquella gente que pensó que la Independencia traería bienestar, tranquilidad y seguridad se encontraba con un país sumido en la pobreza y asediado por la violencia. Las personas comenzaron a pensar que la gesta independentista había sido un mal negocio porque, mal que bien, bajo el régimen colonial tenían seguridad. Sobre Páez y los políticos que habían destruido la República de Colombia recayó el descontento del pueblo. Repatriaron los huesos de Bolívar para endosarle la responsabilidad a un ilustre desaparecido. Así convirtieron la emancipación en una finalidad: no importaba la escasez de comida o la inseguridad, lo importante era que se había logrado la independencia. ¿Qué diferencia hay entre aquello y lo que ha pasado hoy?.

Ilustración: Fernando Botero, "Offcial Portrait of the Military Junta" (1971)



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