lunes, 15 de agosto de 2011

E-ARTE


EL NACIONAL - Sábado 13 de Agosto de 2011 Cultura/3
DEBATE Los museos fueron el semillero de los miembros de la AICA
La crítica de arte busca una generación de relevo
Pocos escritores menores de 40 años de edad se dedican a juzgar la producción artística.
La polémica se muda de la prensa a Internet
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ

Hace tiempo que cruzó la barrera de los 40 años de edad.
Se formó en carreras tan disímiles como Filosofía, Sociología, Letras, Historia, Diseño y Comunicación Social, pero halló su verdadera vocación en los museos, al lado de intelectuales como Miguel Arroyo y Sofía Imber; habla más de un idioma y en su currículum figuran maestrías y doctorados, a menudo cursados en el exterior. Ese es el perfil del crítico de arte.
Quienes ejercen el oficio de juzgar la producción artística en el país tuvieron como escuelas la Galería de Arte Nacional, el Museo de Bellas Artes y el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber. Muchos iniciaron su formación cuando aún no existía la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela; tampoco había Internet, y quien quería meterse en asuntos tan espinosos como la Estética o la Teoría Especulativa del Arte tenía que arreglárselas solo, asegura Ruth Auerbach, crítico y ex directora de la Sala Mendoza.
Para la generación de Auerbach, una de las metas era escribir sobre arte en publicaciones especializadas, en la prensa y en los catálogos de las exposiciones. En pocas palabras: articular el discurso en torno a la producción artística.
En la actualidad, tanto el ejercicio de la crítica como la formación de quienes la ejercen se ha trastocado. Aunque se dictan diplomados de crítica y apreciación en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Metropolitana y todo cuanto se sabe de arte pareciera estar disponible en Internet, pocos jóvenes se dedican a escribir con rigor sobre el tema; y los pocos que lo hacen no están certificados por la Asociación Internacional de Críticos de Arte.
María Luz Cárdenas, presidenta del capítulo venezolano de la AICA, cree que la crítica sigue despertando el interés de personas entre los 20 y 30 años de edad, pero hay una redistribución en los medios y las maneras de ejercerla. "No podemos hablar de un grupo sólido de críticos jóvenes, pero pienso que hay voces nuevas como las de Lorena González y Gerardo Zavarce, que son muy activos en la prensa, los blogs y las redes sociales. Me parece que no es un gran grupo, pero también hay que tomar en cuenta el surgimiento de nuevas escrituras que, aunque no cumplen los requisitos metodológicos de la crítica, aportan mucho al debate sobre las artes. Es el caso de Sergio Monsalve, que aunque se dedica más al cine aborda también la plástica, y de Javier León, un artista-crítico. El debate ahora se lleva a cabo a través de Internet y de la tertulia".
Cuestión de ojo. La crítico Susana Benko asegura que, aunque los tiempos han cambiado y hay pocos nombres nuevos, el esfuerzo que debe hacer quien hace oír sus valoraciones y juicios sobre el arte es el mismo, e implica conjugar el verbo "mirar". En ese proceso, el papel de los museos y demás instituciones dedicadas a las artes visuales es fundamental.
En ello coincide María Elena Ramos, ex directora del Museo de Bellas Artes. "Los críticos realmente crecen con la experiencia laboral concreta dentro del circuito artístico. Es allí donde los jóvenes egresados van formando tanto el ojo sensible para ver arte como un lenguaje propio para expresarlo. Todo esto requiere de unos museos que reciban pasantes universitarios de modo sistemático, de unos espacios alternativos abiertos no sólo a artistas jóvenes sino también a jóvenes teóricos, de una prensa cultural sólida y, muy necesario, de encuentros de reflexión".
Las expertas destacan la importancia de mantener actualizados los centros de documentación de los museos, que en los últimos años sufrieron recortes presupuestarios; también consideran que tanto lectores como críticos deben defender las páginas culturales de la prensa como si se tratara de una especie en extinción. "Roberto Guevara y Sofía Imber dejaron un vacío en los periódicos que no se ha podido llenar, no por falta de críticos sino de centimetraje", dice Cárdenas.

Ilustración:http://www.ilustrame.es/wp-content/murakami1.jpg

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