martes, 2 de agosto de 2011
MUESTRA DE ADN
¿Y la unidad de las izquierdas?
Luis Barragán
Una rápida revisión de la vieja prensa, arroja las vicisitudes y preocupaciones que suscitó el esfuerzo de unificar las fuerzas y corrientes del marxismo venezolano. La obligación principalmente era la de los simultáneos comicios presidenciales y parlamentarios, hasta que el mito de la unidad se hizo carne vida a finales de los noventa.
La derrota política y militar de la insurrección de los sesenta reportó una diferenciación que llegó a los predios ideológicos y programáticos, más tarde protocolizada con la caída del Muro de Berlín. Además, sencillamente, el país había cambiado y la descentralización como el multipartidismo, ofrecían un distinto y – acaso – insospechado desafío. No obstante, la propia historia del Polo Patriótico revela cuán lejos llegó el mito hasta deshacerse en medios de las realidades del poder.
El marxismo portátil de las consignas, ocupa el lugar del debate creador que ni en la instancia parlamentaria aflora como expresión de la fuerza y convicción dialéctica que ha quedado como una mera credencial y presunción. Y es que, siendo tan pobre esa creencia y adscripción en los más elevados estamentos del Estado, parece un riesgo ensayar una perspectiva actualizada de las clases sociales en Venezuela que los delate como una manifestación cabal de lo que es una burda experiencia de poder, por ejemplo.
El empleo utilitario del marxismo, bien aceitada la maquinaria propagandística y publicitaria, fuerza al imaginario social de los sesenta y, concretamente, a la artificial prolongación de la épica de Sierra Maestra. Luego, ¿quiénes y cuáles fuerzas pueden concursar en una unidad que fuerza al retroceso hacia etapas que se creyeron por siempre superadas?; ¿no se trata del marxismo de las FALN, tomando al llamado chavismo como continuidad del douglismo reivindicado décadas después, aunque sin Douglas Bravo?; ¿en última instancia, no versamos sobre los intereses de Estado y las necesidades urgentes del gobierno cubano?.
Tendríamos que interrogar a los antiguos propulsores o diligenciantes de la unidad electoral que hoy acompañan o son ajenos al proceso, a objeto de identificar los alcances de esa unidad en ciernes. Las novísimas versiones de la aún inexistente alianza patriótica para consternación del actual secretario del PCV, coloca en el tapete la suprema intención y el quizá violento propósito del PSUV de encarnar esa unidad, subestimando y hasta ridiculizando a las restantes fuerzas que no hallaron ni podían hallar cupo en el elenco parlamentario.
La tragedia consiste en que esa unidad la impone el presupuesto público, mientras lo haya. Una mecánica de la supervivencia fuerza al reencuentro de los que optaron por adherirse a Chávez Frías y sus caprichos, al que supusieron manejable en un principio.
Costará muchos años la reconstrucción de la genuina izquierda marxista del país, aunque – paradójicamente – el mejor esfuerzo se está haciendo en la oposición. Sin dudas, la mayor de las dificultades estará cuando le toque ejercer la oposición al chavismo luego de 2012, tras la confiscación de toda la simbología.
Fuente: http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/8064941.asp
Ilustración: Artículo de Domingo Alberto Rangel. Elite, Caracas, nr. 2733 del 10/02/78.
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