miércoles, 24 de agosto de 2011

CONTRASTE



La esquina de Pajaritos, Caracas, ha sufrido transformaciones importantes en el siglo. Lucen naturales, aunque no lo deliberados golpes a la memoria histórica, cultural y arquitectónica. Hay un edificio que sobrevivió al afán demoledor de los cincuenta. Y, podrá apreciarse, ese edificio contó con una prestancia que día a día extraña la ciudad. Colindante con la parte sur de la Iglesia (y comunidad) de San Francisco, prometía mucho más como zona de tránsito. Por varios años abandonado, aún no sabemos qué fué o se hacía y de quién era el inmueble. Lo adquiere, antes o ahora, la Asamblea Nacional y todavía no indagamos para qué. Ocurre que la asestaron una fachada demencial de concreto armado para los ascensores. E, insoluble la vecindad franciscana, quedaba un rinconcito apto para toda suerte de meadores del lugar, por cierto, insegurísimo a pesar que el edificio del frente, sede administrativa del parlamento, tiene por custodios a los guardias nacionales. Rinconcito laminado contra todo hacedor de necesidades. Esa fachada se decidió en los tiempos de Cilia Flores como presidente de la Asamblea. Es decir, hace pocos años. Y, aunque se diga de la novísima idea, aún fresco el cemento, es parte de la arquitectura del deterioro: la desintegración lo es.

LB

Fotografías: LB, 08/11 - Caracas en Retrospectiva: mariafsigillo.blogspot.com.

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