viernes, 8 de julio de 2011

PLANILLAS DE (IN) MEDIACIÓN SOCIAL


Tuvimos ocasión de visitar con irregular frecuencia, la biblioteca del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, en un pasado ya más o menos remoto. Una de sus particularidades fue la de forrar o plastificar buena parte de sus obras, sin tocar con pegamento alguno el ejemplar, a objeto de otra de las cuidadosas tareas de preservación de una entidad pública con muy escasos equivalentes, es necesario reconocerlo. Y, al respecto, valgan tres rápidas observaciones:

Por una parte, recordamos el ambiente confortable de una biblioteca pública que procuraba tratar con respeto y delicadeza a los usuarios. E, incluso, al estudiantado medio que acudía a consultar, haciéndolo satisfactoriamente a través de los impresos de un magnífico y no menos profesional departamento de divulgación que orientaba sobre las tendencias artísticas, piezas y autores, expuestos - subrayemos lo que hoy es extraño en nuestros museos - generalmente en las salas.

Por otra, el nombre del museo contemporáneo, pues, igualmente lo creímos una desviación de lo que, en unos viejos artículos para el extinto "Economía Hoy", si mal no recordamos, llamamos el poder toponímico del Estado en sus diversas manifestaciones. No obstante, compartimos el reconocimiento explícito e implícito del inmenso servicio e invalorables aportes realizados por Sofía ïmber al país, una venezolana ya inscrita en las mejores páginas de nuestra historia y periodismo cultural.

Por último, nos preguntamos hoy sobre el destino de las planillas de solicitud de los usuarios de las bibliotecas del país, pues, existen las ventajas de las denominadas nuevas tecnologías, francamente subutilizadas. No sabemos de estadísticas y estudios en la materia, por lo que se convierte en una planilla más de mediación social de un rápido, utilitario y desechable uso.

LB

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