miércoles, 20 de julio de 2011

¿CUÁNDO DEJA DE SER ARTE?

EL NACIONAL - Miércoles 20 de Julio de 2011 Ciudadanos/1
TENDENCIA Quienes cultivan la práctica del tatuaje superan los prejuicios y la desconfianza
Arte en la piel
Enríquez, Moreno y López han recibido premios internacionales por sus dibujos
LAURA WEFFER CIFUENTES

A quienes se dedican a hacer tatuajes no les gusta que los tilden de extravagantes. Tampoco se sienten cómodos con las generalizaciones y los prejuicios. Para ellos, el oficio al que han dedicado su vida es arte. Al ver las obras más elaboradas de estos venezolanos, que han ganado premios internacionales, muchos coinciden con esa visión.

Sí, es cierto que visten de colores oscuros; también es verdad que tienden a compartir los mismos gustos musicales y que raramente se les verá ataviados con un traje formal; pero eso no significa que todos deban ser incluidos en el mismo saco.

"Hace diez o doce años, cuando empezamos a tatuar, nos costaba muchísimo. No había las máquinas, las agujas ni los guías que te ayudaran a incursionar en este mundo", señala Yomico Moreno, quien acaba de recibir un premio por su técnica aplicada al dibujo realista en 3D, en una convención mundial realizada en Liverpool, Inglaterra.

En la actualidad, la situación es otra. El uso de Internet, la globalización y el acercamiento de los jóvenes a ese arte han hecho que se masifique. En Venezuela, el crecimiento ha sido importante.

"Ahora, el movimiento del tatuaje es mundial. Hay veces que no nos damos abasto para probar todas las marcas de tintas que se ofrecen en el mercado. En los eventos de otros países hay ofertas de todo tipo", explicó Darwin Enríquez, especialista en rostros, quien comparte técnica con Axel López.

El pasaporte de los artistas está tan usado como el de las estrellas de rock. Próximamente, harán una gira por Brasil, Bélgica, Dinamarca y Alemania.

Sin embargo, prefieren mantener su imagen más terrenal.

Sólo se sienten protagonistas de su propio trabajo y de las ideas que logran plasmar.

"El tatuaje ya no es lo que era antes, que llegabas a una tienda, te daban una carpetita y el dibujante se limitaba a copiar.

Ahora, nos reunimos con los clientes y discutimos, entre los dos armamos un concepto con el que ambos quedemos satisfechos", aseveró Enríquez.

Su portafolio está nutrido de imágenes variopintas. Desde una mujer vegetariana que quiso inmortalizar en su brazo la figura de Hanníbal Lecter (el protagonista de la película El silencio de los Inocentes ) has- ta un nieto cariñoso, que se mandó a copiar una foto de su abuelita en el brazo.

"Más bien, nos hemos convertido en coleccionistas de arte", afirman los profesionales, que pueden cobrar por una sesión de 3 o 4 horas entre 2.500 y 3.000 bolívares.

Contrario a lo que pueda pensarse, policías y agentes de aduana no son sus enemigos.

Más bien les ha ocurrido que se acercan a comentarles sobre técnicas o deseos. "Ya no hay tabú sobre los tatuadores. Eso sí, nosotros somos distintos a quienes están tatuados por todas partes. Los profesionales, más bien tienen pocos diseños en su piel", afirmaron.

La práctica también puede tener usos terapéuticos. A los artistas les ha tocado tatuar cicatrices, calvicies, casos de vitiligo y hasta pacientes de mastectomías que desean perfeccionar la forma del pezón.

"En Venezuela, tanto mujeres como hombres se tatúan con diseños diversos", comentó Moreno.

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