domingo, 31 de julio de 2011

DAR


San Mateo, 14: 13-21

En su homilía de hoy, el Padre Alvaro Lacasta (SJ) dijo que el hambre y la sed de la sociedad no se eliminan con bienes materiales. Lo ejemplificó con la historia de los pueblos fatigados y oprimidos. El hombre en sus fracasos, necesita de la ayuda de Dios. Don y regalo: su gratuidad es tan extraordinaria como su valor y obtención. Juan lo dijo en su primera carta, Jesús es más grande que nuestro corazón.

Muchedumbres hambrientas y sedientas que llegaron a Jesús, en la antesala del Calvario. Dios sacia a los pueblos. Piedad y fe. Abrir los ojos para entender el género literario de las lecturas de hoy.

Vivimos los grandes dramas. Más de mil millones de seres humanos bajo el hambre, como ocurre en Somalia. Hay que dar de comer. Demasiados medios hay para hacerlo. Sin embargo, no lo hacemos. No se puede decir que no se tiene con qué. La economía de mercado lo hace imposible. No hay la voluntad necesaria, suficiente y auténtica de erradicar el hambre como lo recordara el Padre Arrupe en las Naciones Unidas. Los precios no bajan y hay un enriquecimiento ilícito ilimitado.

Pan Eucarístico, compartir y dar. Mentimos si no lo hacemos.

Martialay y Núñez

De acuerdo a nuestros apuntes, el Padre Roberto Martialay (03/08/08) señaló que el cristiano está por encima de los peligros; Dios nos espera para darnos un descanso; podemos difrutar de la continua Eucaristía, de la sencillez de un cacho de pan; participación, acto social de convivencia; Jesús, en lugar de descansar encontró a la gente; también de pan vive el hombre y lo que hizo fue un anuncio de la última cena, adelantó la Eucaristía. Y el Padre Joel Núñez Flautes (Notitarde, Valencia, 03/08/08), destacó la prefiguración que hace Nuestro Señor del milagro de la Eucaristía que es su presencia viva y real; profunda conciencia eucarística de la comunidad cristiana primitiva; compasión no es lástima, es el colocarse en el lugar del otro; verdadera y no politizada justicia social; la fe y la esperanza pasarán, pero nunca el amor (1Cor 13 y 1 Jn)

Ilustración: Al Thirion, "El Cristo de la Tierra"

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