lunes, 7 de febrero de 2011

comunalidad


EL NACIONAL - Domingo 06 de Febrero de 2011 Siete Días/4
entrevista
Jesús María Casal
"El Estado de Derecho no forma parte del ideario del proceso"
El director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UCAB señala que el gran problema que presenta la propuesta del estado comunal socialista es que tiñe de un solo color todos los procesos de participación y, por tanto, niega el pluralismo.
"La participación no puede estar ceñida a una determinada ideología: no se puede generar un espacio de poder monocolor"
GLORIA M. BASTIDAS

Jesús María Casal Hernández forma parte de una minoría: la que logra graduarse summa cum laude. Egresó como abogado de la UCAB, en 1988, con un promedio de 19 puntos. En esa casa de estudios, se desempeñó como ayudante del padre Luis María Olaso. El sacerdote jesuita, un férreo defensor de la justicia, se cuenta entre sus grandes maestros. "Tuve el honor de trabajar con él, primero en la universidad y, luego, cuando fue director de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la República". A Casal, entonces, le correspondió el cargo de subdirector, entre 1989 y 1991.

La otra persona que ejerció gran influencia en su vida fue su padre, el constitucionalista Jesús María Casal Montbrun, cuya participación en la elaboración de la Constitución de 1961, en lo que corresponde a la protección de las garantías y, particularmente, a la figura del amparo, resultó clave. Casal Montbrun formó parte de la juventud adeca que emigró al MIR y purgó cárcel durante el gobierno de Rómulo Betancourt. No hay heridas visibles en el hijo. Casal Hernández es tan equilibrado como los astros que flotan en el universo.

--¿Es posible que en un estado comunal socialista, como el que se quiere establecer en el país, tenga cabida la libertad de expresión? --El problema principal del modelo que se quiere desarrollar es que va en la dirección de ideologizar casi todos los espacios de la vida sociopolítica. La ideología es el socialismo. Aquí surge el problema: la participación no puede estar ceñida a una determinada ideología. El pluralismo democrático presupone que puede haber una ideología socialista, y es muy legítimo que se defienda, como una propuesta comunista, socialcristiana, otra de centroderecha, otra liberal en términos económicos. Todas deben caber dentro de la Constitución en el contexto de una democracia. Pero el estado comunal socialista le da un solo color, tiñe con una sola ideología, todos los procesos de participación. El hombre nuevo necesariamente está casado con una ideología.

Como el estado comunal socialista pretende ideologizar todos los espacios, entonces hay una contradicción de fondo, una tensión constante con la libertad de expresión.

--Están en pugna... --La libertad de expresión se basa en la libertad de opinión.

Por eso es que los instrumentos internacionales establecen como pórtico, como principio esencial de la libertad de expresión, que nadie puede ser molestado a causa de sus opiniones. El trasfondo de la protección de este derecho es precisamente esa necesidad de garantizar la libertad de conciencia, el pluralismo político y también el pluralismo de concepciones filosóficas. Se protege la libertad de expresión porque se reconoce que parte de la dignidad del ser humano es su libertad para formarse sus propios juicios. Entonces allí hay una contradicción latente, porque por más que el Gobierno diga: "Nosotros no queremos cercenar la libertad de expresión", lo que está en desarrollo es un proyecto que va ligando cada vez más espacios sociales, económicos, a una determinada ideología. La situación es compleja con relación a la libertad de expresión porque ella está muy asociada al pluralismo. Las cosas pudieran desarrollarse en el país de otra manera.

--¿De qué manera? --Uno a veces se pregunta si detrás de todo esto no hay también un cálculo de tipo electoral en el sentido de que hay una apuesta desde hace algunos años para fracturar al país en dos polos. Pero esta polarización tal como se plantea, con ese elemento de radicalización ideológica y de exclusión, me parece nociva. El Presidente perfectamente pudiera desarrollar una agenda social de alto contenido de transformación sin necesidad de conducir a la nación por ese camino de pérdida del pluralismo, a menos que la apuesta ideológica de fondo sea efectivamente la de imponer la hegemonía de una sola visión del mundo; sin embargo, si no es así, sino que en el trasfondo hay una cierta apertura a la libertad de expresión, a opciones democráticas, entonces el país tendría que conducirse por esa alternativa en la cual se desarrolle un programa de alto contenido social, pero que se haga en el marco de una constitución, con Estado de Derecho.

--¿Se puede lograr eso? --Hay dentro de la Constitución esquemas que permiten adelantar un proceso de transformación social respetando la democracia constitucional.

En democracia podríamos decir que todo es negociable menos el pluralismo. Hay planteamientos que se han hecho, como el del desarrollo del estado comunal, que, en muchos de sus contenidos, van más allá de la Constitución de 1999. La tesis del estado comunal socialista es una que ya no se cree en la descentralización que hasta ahora se venía desarrollando en Venezuela y que está consagrada en la Constitución de 1999 como una descentralización política desarrollada a través de los estados y de los municipios, sino que responde a un esquema más bien de la comunidad: comunidad socialista básica.

--¿Y eso no supone más poder para el pueblo? --Si no hubiera ese elemento de casamiento con una sola ideología se pudiera desarrollar un debate democrático.

Y ese debate probablemente conduciría a que algunos de estos planteamientos son inconstitucionales y, si se quieren llevar adelante, tendría que hacerse a través de una Asamblea Nacional Constituyente.

La tesis del poder popular estaba planteada en la reforma de 2007 y allí expresamente se decía que ése es un poder que no nace de elecciones. La propuesta de poder popular va en la línea de sostener que esa legitimación no surge del sistema clásico de elecciones sino de la concurrencia de los ciudadanos a las asambleas de ciudadanos. El gran problema inicial de todo esto es el tema de la asociación con una determinada ideología porque tú no puedes generar un espacio de poder monocolor.

--¿Es decir que el poder comunal no se puede instaurar sin que medie una Asamblea Nacional Constituyente? --Hasta el extremo que lo están llevando sobrepasa la Constitución de 1999. Porque los consejos comunales pudieran perfectamente existir en el marco de la Constitución de 1999, pero tendría que ser respetándola y eso implica, en primer lugar, pluralismo; en segundo lugar, respetar la organización político territorial, con lo cual los consejos comunales desde el comienzo han debido estar vinculados a los municipios. Lo que ocurre es que los estados, los municipios, los gobernadores y los alcaldes están siendo dejados en paralelo para establecer las bases de una dimensión alternativa de poder a través de los consejos comunales, de las comunas, de todas las instancias del poder popular que van a rivalizar con esas instituciones constitucionales en muchos aspectos.

--La dimensión alternativa de poder, ¿no afecta el principio del voto directo y secreto? --La propuesta del estado comunal tiene una serie de déficit democráticos. El primero, claro, el problema de la falta de pluralismo en el planteamiento en sí mismo. Y luego el de la elección a través de un voto en segundo grado, no de un voto directo. Éstas, además, son instancias que se presentan como instancias de empoderamiento popular pero que, incluso en las últimas leyes, siguen vinculadas al Ejecutivo, al ministerio competente en la materia. Hay unas facultades de registro, coordinación, articulación, que se le atribuyen al Ejecutivo, con lo cual la fórmula tampoco es coherente consigo misma porque existe esa conexión con el poder centralizado.

--Los venezolanos rechazaron esta propuesta de reforma el 2D, ¿cómo se ha podido llevar adelante? --Desde 2007 hemos vivido un proceso de desconstitucionalización. Ante ese rechazo popular a la reforma, el camino que se ha seguido es el de abrir una brecha paralela para poder desarrollar ese proyecto. Uno ve con preocupación cuando se dice que se quiere desarrollar la idea del pueblo legislador y eso se propone en el contexto de una reforma al Reglamento de Interior y de Debates, aprobada en las postrimerías del anterior período legislativo, que limita en exceso las intervenciones de los diputados y reduce las reuniones. Ello planteado en paralelo a la idea del pueblo legislador. El mensaje que se da allí es que están en desarrollo iniciativas que van desplazando la dinámica real del poder hacia otros espacios que no son los que vemos escritos en la Constitución. Y ésa es una señal muy preocupante.

--Una de las consignas que levantan quienes reivindican el proceso es que hay que liquidar las instituciones del estado burgués... --La propuesta del estado comunal responde a otra lógica. Es otra visión del Estado.

Y cuando tú lo que quieres es plantear otra visión que no coincide con la de la Constitución, tú no lo puedes hacer porque, si lo haces, la estás violando. La única forma es a través de una Asamblea Nacional Constituyente, si se limpiara la propuesta, repito, de los elementos antidemocráticos. Una Asamblea Nacional Constituyente es, por definición, democrática. Nunca pudiera decir que todos deben creer en el socialismo. La oferta del estado comunal socialista pretende tener gran calado.

No se trata de un remozamiento o de una matización: supone una visión muy diferente de la organización del Estado y de los procesos de poder.

--Si el presidente Chávez plantea un proyecto cuya premisa básica es precisamente el estado comunal socialista, ¿por qué todavía juega a ser demócrata? --El Estado de Derecho no ha formado parte del ideario de este proceso, que todavía se afirma, o pretende ser, democrático, aunque parte de una definición incompleta de la democracia. Porque democracia no es sólo ganar elecciones. Democracia es muchas otras cosas. Pero por lo menos el proceso trata de mantenerse dentro de los límites de un ejercicio de poder que sale de elecciones. Ciertamente hay una dualidad y ojalá significara que hay todavía alguna esperanza de que la institucionalidad de la democracia pluralista y la institucionalidad de la Constitución pudieran recuperarse. Ojalá eso significara que no hay una llave que ya está lanzada al mar en el sentido de que hay una decisión ya irreversible de dejar atrás esos elementos de democracia pluralista y de respeto a la Constitución. Ojalá eso pudiera significar que hay todavía margen de acción, que todavía hay posibilidades de que se reconduzca el proceso político al cauce constitucional.

Fotografía: Sandra Bracho

No hay comentarios:

Publicar un comentario