Del parlamento y la universidad
Luis Barragán
En 2016, fue nombrada una Comisión Especial de la Asamblea Nacional que arrojó un informe sobre el problema universitario, con recomendaciones muy concretas, después, injustificadamente obviadas a favor de otros proyectos menos urgidos. Propuestas como las de unas apropiadas y concursadas leyes Orgánica de Educación, de Educación Superior y Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, resultaron aplazadas y, faltando poco, a pesar de la creciente y absolutamente predecible gravedad de la materia, la plenaria no tocó más el tema en forma directa y resuelta, hasta hace muy poco (esto es, 2019).
Por octubre de 2017, los parlamentarios de Vente Venezuela llamamos la atención del entonces presidente de la corporación legislativa sobre la necesidad de debatir tan espinoso asunto, sobre todo por la factura que se veía venir de la dictadura tan clara, espontánea y vehementemente protestada por las juventud. Así, coincidimos con los profesores de la Universidad Simón Bolívar, con quienes compartimos calles y autopistas, celebrando después varias reuniones de trabajo para llegar a la convicción de una necesarísima legislación en defensa de la autonomía universitaria.
Entre otros temas, le dimos continuidad al esfuerzo de concebir y promover el respectivo proyecto de ley y, entre otras actividades, propias de nuestras líneas recurrentes de trabajo, insistimos en la discusión. Desde finales de 2018 hasta el presente año, si mal no recordamos, la Asamblea Nacional ha escenificado cuatro discusiones plenarias sobre la educación en general y tan sólo una exclusivamente respecto a las universidades, yendo más al fondo del asunto. No obstante, en todas ellas ha participado la Fracción 16 de Julio y, además del diagnóstico y de la denuncia, ha propuesto sendas iniciativas legislativas, añadidos dos proyectos de Acuerdo, siendo uno de ellos, el último, promovido por el gremio docente que abona a lo que llamamos la parlamentarización de la sociedad (*).
La defensa de la autonomía universitaria, la reforma del régimen presupuestario o la previsión de un régimen de reinserción y regularización de la educación superior, ejemplifican casos específicos que pueden contribuir, echando las bases, para una definitiva, posterior y serena reedificación del sector que ha sufrido y sufre los embates de la dictadura. Empero, más importante e inmediato aún es la debida orientación política del esfuerzo opositor para salvar la institución y la institucionalidad universitarias en Venezuela, responsabilidad de la Asamblea Nacional como el dispositivo de consenso y la transición democrática que aspiramos.
Hoy, en vista de la tristemente célebre sentencia, cada universidad lidia por su propia supervivencia y, aunque las grandes mayorías lo hacen para defender la autonomía y la libertad de cátedra, hay corrientes ganadas para cohabitar con el régimen, como si éste así lo garantizara. Incluso, observado recientemente por tres ex – rectores de la Simón Bolívar, en un magnífico foro promovido por la APUSB, en el supuesto negado de que la dictadura reconociese el triunfo de una fuerza opositora en primera instancia, en otra resueltamente lo desconocería por el diseño mismo de una normativa arbitraria y anti-autonómica que ocupa los espacios de la “letra chiquita” y la carta marcada bajo la manga.
(*) Véanse:
25/09/18:
20/11/18:
06/08/19:
15/10/19:
VivoPlay:
Resumen:
Gráfica: Traspapelamos el nombre del autor de la fotografía. Si mal no recordamos, pertenece a una concentración encabezada por Juan Guaidó.
16/12/2019:
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