La generación perdida, o sea a la que yo pertenezco, para entendernos…
Hermann Alvino
1- Tanto la actual dirigencia chavista como la opositora pertenecen a una generación que se corresponde a la perfección tanto con los tiempos actuales como con la evolución de la casta política venezolana. Con relación a lo primero, es notorio que la mayoría de los integrantes de esta generación que desgobierna al país, así como la de quienes intentan recuperar la democracia, estudiaron en un sistema educativo que ya apuntaba síntomas de decadencia, además de que todos ellos vivieron su juventud en una sociedad que ya estaba siendo secuestrada por el entorno multimedia que hoy nos atosiga a todos aquellos que buscamos serenidad para mantener la perspectiva de las cosas.
En efecto, el sistema educativo venezolano durante las primeras dos décadas de la democracia se basó en técnicas y valores muy diferentes a lo que vendría después, como el mantener la disciplina dentro del centro educativo así como la autoridad del maestro y profesor, además, durante los años de primaria se tenía el dictado como instrumento rutinario para aprender a escribir correctamente –y por tanto a leer, aunque ello se reforzaba con lecturas en calse en voz alta-; así mismo, la aparentemente chocante memorización dentro de materias como la Historia y la Geografía contribuyeron a consolidar una sólida cultura general del estudiante. La desinversión en materia educativa –un fenómeno mundial a partir de la imposición del librito neoliberal que apuntaba a la austeridad, y por tanto al recorte en la educación, salud y programas sociales varios-, también afectó a Venezuela, aunque el problema ya se venía venir por razones algo distintas a las del mundo desarrollado, como fue el desorden administrativo generalizado a partir del gobierno Lusinchi, y la creciente deuda externa del país que impactó directamente en las inversiones en el sistema educativo.
2- Aquella desinversión que tomó impulso en la década de los años 90, se encontró además con unos tiempos en los que el desarrollo de las tecnologías de la información y el relativamente barato acceso a dicha información comenzaban a transformar no solo a la industria en general, sino a las relaciones humanas junto a nuestra forma de pensar, de establecer juicios de valor, y en general nuestra manera de aproximarnos a la realidad y de aprehenderla. Todo lo cual se resume en el término internet.
Con internet entonces, y con el siguientre desarrollo de los motores de búsqueda en la red, comenzaron a desaparecer los libros de texto para basar el aprendizaje en lo que había y hay en la red, cuyos contenidos muchas veces no están validados por gente experta en determinada disciplina del conocimiento –basta con ver las barbaridades que se dicen en facebook para percatarse del daño que implica que alguien sin formación sólida, y por tanto sin criterio ni capacidad de filtrar la información, se crea los bulos sobre las vacunas, o sobre los esqueletos de gigantes humanos que supuestamente habitaron el planeta hace milenios.
3- Esta generación de dirigentes que toma el poder, por tanto, responde a ese debilidad intelectual y carencia de criterio, algo que ya es grave con relación a la misma vida personal de cada uno, y por supuesto mucho más inquietante cuando alguien así dirige una sociedad sin entender siquiera los fundamentos de su complejidad, ni las alternativas políticas y económicas por las que se podría optar para impulsar el bien común. De allí surgen entonces camadas de gobernantes y legisladores con una visión unidimensional del mundo, sea comunista o neoliberal dependiendo de la patina superficial adquirida en una u otra circunstancia.
Por supuesto que esas limitaciones mentales también afectan al resto de la población, porque de lo contrario el ciudadano sería más sensato a la hora de votar para seleccionar los ignorantes y vivianes que lo gobiernan, y además podría decidir con el adecuado fundamento a la hora de dilucidar temas tan diversos que van desde la regulación del aborto o la eutanasia hasta saber el impacto que conlleva establecer un depósito de materiales de desecho nuclear en su territorio, o saber a plenitud qué está pasando con el clima del planeta para manifestar su voluntad de redigirir en la dirección correcta la tecnología de generación de energía.
4- El intercambio comercial y cultural derivado de esa explosión informativa, ha contribuido estandarizar en muchos aspectos a todos los países, incluyendo a los más pobres, donde el uso del teléfono móvil es normal como en cualquier otra parte; de manera que, al menos con relación a Latinoamérica, se puede hablar de una suerte de civilización cuya dinámica es muy similar a la de los países más desarrollados, diferenciándose solamente en el grado de pobreza y desigualdad. De manera que el análisis social de uno y otro entorno son perfectamente intercambiables; por ejemplo, la ausencia de serenidad en las ciudadades latinoamericanas se equipara a las de las europeas, donde en cualquier ambiente hay música de fondo y a todo volumen, por lo que se puede escuchar rap puertoriqueño en los centros comerciales españoles o portugueses, al tiempo que en los colombianos se escucha rock gitano. Los patrones de consumo por tanto son idénticos, lo cual refleja un sustrato común que afecta al ciudadano en todos los aspectos de su vida.
Por tanto, educación deficiente, desaparición del entorno que proveía la serenidad para pensar, aceleración generalizada de la rutina diaria imponiendo la cultura del rapidito incluso en nuestras conversaciones mas banales con amigos o desconocidos en una cafetería, imposición mediática –con grandes capitales de las corporaciones, como fondo impulsor de ese fenomeno- de iconos que se convierten en referencias culturales y consumistas, sean deportistas tatuados,o artistas de rap y reggaeton con evidentes limitaciones culturales, pero hábiles en sus respectivos oficios, y millonarios por un mundo que perdió las referencias del valor del dinero, y cultura del tener más en vez del ser mejor, constituyen el marco de referencia social de la actualidad.
5- Y éste es el mundo en el que se han educado y han crecido los dirigentes endógenos venezolanos menores de cincuenta años; no es de sorprender por tanto que muchos rebuznen a la hora de opinar, roben cuando puedan, comentan loqueras cuando se trata de gobernar, y hagan todo lo posible para mantener su poder y privilegios.
Infortunadamente para el país, este razonamiento –incompleto por razones de espacio y que caricaturiza algunos aspectos de la realidad actual solo para efectos de llamar la atención sobre el asunto-, también afecta a la oposición, porque después de todo ellos también vivieron y se educaron en el mismo país y sociedad. Así, es comprensible –más no justificable, obviamente-, que en la oposición no haya demcoracia interna capaz de renovar periódicamente el liderazgo, como se entiende a la perfección que algunos dirigentes hayan metido mano donde no debían, y que sean muy escasas las ideas sobre qué hacer con un país descompuesto en sus propias raíces.
6- Como no podemos remontarnos hasta Adán y Eva para acotar a la perfección las causas de esto que el sociólogo polaco Zygmunt Bauman definió como sociedad líquida –aún sin el fenómeno internet- debemos conformarnos con lo comentado, esto es: que los Estados decidieron que la formación humanística del ciudadano no era prioritaria, y que por la carencia de ésta, al imponerse la ausencia de referencias que le otorgan a cada persona la capacidad de discenir adecuadamente y de acuerdo a valores universalmente reconocidos, nos ha hecho a todos víctimas indefensas del desarrollo de la información al estar éste en manos de los grandes capitales que imponen valores, formas de pensar, de actuar, de consumir, y de comportarse.
7- Pero el caso venezolano va más allá, porque en la mayoría de los países, los insensatos o capaces que gobiernan y legislan, al menos se corresponden con una continuidad generacional que está a la vista, haciendo que la democracia se refuerce por esa misma secuencia generacional en la que se van transmitiendo los valores de dicho sistema. En Venezuela hubo una clara ruptura generacional que apartó al relevo natural en un proceso que infortunadamente coincidió con el inicio del chavismo, creando un vacío que a la postre fue ocupado por la actual generación de dirigentes con las carencias comentadas. En otras palabras, a quienes les tocaba gobernar a Venezuela, si ésta hubiera seguido su curso político normal, las carambolas de nuestra historia patria los apartaron de esa trayectoria ascendente al poder, y ese vacio fue ocupado por los actuales actores políticos que conocemos todos.
8- No cabe duda que ese resbalón generacional también fue catalizado por la camada anterior, veinte y treintaañeros que a durante los años 60 del siglo pasado investidos por el dedo de los fundadores de la democracia para acompañarlos en ese proyecto, camada que al final terminó desplazando a sus mentores para atornillarse para siempre –pensaban ellos antes del chavismo- a los cargos institucionales del Estado. Es lo que suele suceder cuando al poder acceden los más jóvenes, porque su tiempo útil de servicio político es lógicamente más extenso, y si se los come la ambición, pues estamos servidos, al punto que en sociedades menos democráticas de Latinoamérica con relación a aquella Venezuela del prechavismo, ya no solo fagocitan cualquier relevo, sino que hasta cambian leyes y constituciones para reelegirse y cerrar así el juego. Pero ello no solo ocurre en esos países, sino en el mismo EEUU, paradigma falso de democracia por tantos motivos que no vienen al caso, puesto que si nos fijamos en la edad de los precandidatos presidenciales, y en la del mismo Trump, nos percataremos de que esa democracia se ha convertido en una gerontocracia perfectamente comparable con la que había en la URSS.
9- La ruptura generacional, venezolana ha tenido varios efectos perniciosos sobre nuestra sociedad, siendo los más evidentes la pérdida de una experiencia profesional y política acumulada por esos miles de venezolanos que nunca tuvieron la oportunidad de colocarse en posiciones estratégicas de gobierno, así como la irrupción de la actual camada, que sin ninguna experiencia partidista de calado, mucho menos institucional, estaba en el lugar y momento adecuado para asumir responsabilidades que históricamente no le correspondían y que no estaban capacitados para asumirlas con éxito –la torpeza opositora durante estas dos décadas, unida a su carencia de contenido ideológico y programático, además de ser evidente, ha sido nefasta a la hora de presentarse como alternativa al régimen chavista.
Así pues, salvo unos pocos afortunados –y con innegable talento- que lograron pasar por ese filtro tan tupido que impusieron los inmediatos protegidos de los primeros jerarcas de los dos grandes partidos, que se eternizaron en el poder interno partidista, así como en el legislativo y ejecutivo, esos miles de venezolanos, simplemente perdimos una vida entera esperando servir el país a plenitud.
10- Tal vez fuimos débiles a la hora de abrirnos paso –aunque muchos seguimos considerando que ello era casi imposible-, o quizás apostamos a la comodidad al montarnos en el portaaviones de quienes nos precedían cuando éstos alcalzaran el poder pleno –portaaviones que se hundió, algo que se delató groseramente al ver las caras bovinas de esos próceres de pacotilla mientras escuchaban el Discurso de Orden ante el Congreso en pleno de Jorge Olavarría detallando los males que vendrían y las desgracias que éstos iban a traernos-; en todo caso, si bien cada uno conoce sus propias razones para que ni siquiera se le hubiera permitido colocarse en el aparato de salida en la carrera por el poder, el repaso de los nombres que ocupaban los altos cargos partidistas, así como los del Congreso delata aquella eternización en el poder, desde Sánchez Bueno, pasando por Barrios hasta llegar a Fernández y afines.
Siempre fueron los mismos, en una dinámica que terminó haciéndoles ver su propio ombligo para que creyeran que si esa manguangua les tenía que durar siempre, pues debían cortar todo intento de relevo y cambio de mentalidad partidista y legislativa. Y en esa cerrazón perdieron la Historia, además de hundirnos a toda una generación. Ellos lo saben, pero no está de más recordárselo, al menos a quienes aún están vivos.
Lástima pues, porque en las mentes de los integrantes de ese grupo que ahora roza o está entradito en los setenta había una visión de país que estos zafios que de parte y parte se disputan un país roto ni siquiera se imaginan. Pero así es la vida a veces, y hay que asumirlo, aunque las facturas hay que pasarlas, siempre.
Fuente:
Fotografías: Misha Gordin.
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