martes, 24 de diciembre de 2019

CUADERNO DE BITÁCORA

El domingo antepasado, asistimos a la habitual tertulia del Museo del Transporte (aunque qusiera asistir con una mayor regularidad al grato encuentro de media mañana). Siempre acucioso, Ramón Alberto Rivero llevó un grueso tomo de la Revista de las Fuerzas Armadas que, por cierto, afortunadamente, ha digitalizado con paciencia. (H) ojeando el número extraordinario de 1950, encontramos la referencia: "El 5 de Julio en Beyrut: El señor Bernardo Flores, Cónsul de Venezuela en Beyrut, en el momento de dirigirse a colocar una ofrenda floral en la tumba del Soldado Desconocido". Por supueston inmediatamente recordamos a Jeber Barreto, quien actualmente  se encuentra con su familia por aquellos lares.


¿Cuántos muchachos de las jornadas de 2014, herdos y malheridos, presos y forzados a presentarse desde entonces a los tribunales, están dentro y fuera del país? Sobre los hombros de los protestatarios de la época, se produjo el triunfo parlamentario de 2015 que benefició a quienes corrieron a espetacularizar los hechos en el diálogo de Miraflres. ¿Merecen las respuestas que la Asamblea Nacional da al comprobado testimonio de luchas ya de varios años? La fotografía es de Leo Ramírez, tomada durnte las jornadas de protesta de 2014. La conseguimos por El País, cuya arca de imágenes cada vez es más difícil de ubicar y abrir. Miles de testimonios gráficos entran al ementerio de las web´s y, por más bulliciosos que sean los eventos reflejados, va quedando la versión desmejorada, de pésima resolución, mil veces editada o "memeada" (¿es posible la expresión por los "memes"?), en las redes.

Gustazo para un diabético, ayer volvimos a la heladería de la infancia luego de mucho tiempo. Volvimos a ver al empleado que alguna vez se fue al Perú, su país natal. Le preguntamos y respondió dos o tres cosas: La situación allá está muy difícil, con una xenofobia insoportable; soy de origen peruano y llegué a Venezuela para buscar un mejor futuro (me lo había dicho muchísimo antes), pero allá está la situación muy difícil; a pesar de haber vivido en Perú hasta que me acerqué a los treinta años de edad, me tratan como extraño y, en realidad, me siento extraño. Después de veinte año en Caracas, soy y me siento venezolano. Así que lo que disponga Dios. Por cierto,  ,no se olvide de mí si esto cambia. La fotografía se refiere a algunos de los inmigrantes venezolanos expulsados de Perú. (AGENCIA ANDINA), para un reportaje de El País de Madrid del 08/06/2019.

No olvido estos versos de Carlos Ochoa desde la  primera vez que los vi.  Además, explican al gran Martin Luther King y, por supuestísimo, la lucha que implica esta dictadura prolongada sobre Venezuela. Hay personas capaces de recitar casi un poemario completo,  mientras yo apenas retengo tres o cuatro versos. No sé ninguno poema de memoria de Andrés Eloy Blanco o Pablo Neruda. Me impresionan aquellos capaces de declamarlos por completo. Incluyendo, la repetición a viva voz de la letra  íntegra de alguna canción. Quizá pueda decir algo, el lacaniano de ocasión, pero me conformo con el registro en la memoria de los escasos versos de Ochoa, Cecilia Ortíz o Efraín Subero, como parte de un equipaje que un día como hoy, Navidad, abro a primera hora de la mañana (25/12/2019).

(LB)

No hay comentarios:

Publicar un comentario