martes, 24 de diciembre de 2019

VIEJA Y NUEVA NOCHE BUENA

Feliz Navidad
Nicomedes Febres

* Cuando era niño en Navidad mi familia se reunía, y en medio del caos de una familia numerosa de nueve hermanos y veintisiete primos; lo hacíamos en la casa de mis abuelos paternos y lo pasamos aprovechando el espíritu de una familia entrañable, bien avenida y dominada por las mujeres. En la adolescencia la reunión se alargaba en casa de amigos cercanos y luego en las fiestas de los clubes, donde a veces la pasábamos bien y otras veces no tan bien, en especial cuando me pedía alguna señora amiga de casa que bailara con alguna joven sola, que cuando uno inquiría como era, siempre la respuesta era que “es muy graciosa y espiritual” y no hago más comentarios. Ya graduado de médico comencé a pasarla con mis parejas de turno y lo pasaba mejor de lo mejor hasta que se nos vino encima la Gran Venezuela y comenzamos a vivir esa locura de viajar siempre al exterior porque era la moda o porque la ciudad se estaba quedando sola y desamparada. Ya casado lo pasaba en familia fuera de Venezuela, pero dado que nunca he sido un hombre festivo, un evento como recibir la navidad en el Hotel Plaza, o el año en Times Square, o el Campo de Marte en París siempre me pareció detestable, porque siempre he sentido que la Navidad es un evento íntimo, espiritual, de recogimiento y gratitud, de unión familiar y de compromiso con el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo. Me gustan mucho las Misas de Gallo y las reuniones íntimas, muy lejos de los grandes saraos con desconocidos o multitudinarios. Nunca he pasado Navidad en una estación de esquí porque no sé esquiar ni pretendí esquiar, ni soy faramallero para tomarme fotos esquiando y luego ostentar. He pasado algunas navidades en familia en el apartamento de la playa o en Margarita y lo he pasado muy bien, festejando en familia, o con amigos, o yendo a la basílica de Nuestra Señora de El Valle. No sé si es por la edad o por el amor a Dios pero creo que la Gran Venezuela deformó al país y la mayoría de la gente no se ha despertado de ese sueño o esa borrachera de celebrar fuera, mucho más comprensible ahora con la familia dividida por la tragedia venezolana, pero aquellas lluvias trajeron estos lodos y estamos pagando las consecuencias con intereses de agiotista. Por eso la frivolidad y el snobismo son un disparate. Este año, luego de muchos años, lo pasaré en Caracas en familia, pero con buena parte de la familia afuera y eso irrita.

* Iré a Misa de Gallo para pedirle al niño Dios que interceda por todos nosotros, para acabe este martirio que vivimos los venezolanos, que esta plaga infernal cese y se vayan estos infames a la cloaca de donde salieron. Le pediré a Dios la templanza para seguir en esta lucha por la Libertad y la Democracia. Pediré por nuestros presos políticos solo culpables de amar a la libertad, pediré por los niños de Venezuela, por los enfermos y los desamparados. Pediré por los ancianos que tiene sus hijos o nietos fuera, producto de esta infamia que es este gobierno militar y socialista que ha dividido a cada familia y ha fracturado muchos afectos. Rezaré por el alma de mis muertos ya idos, por mis amigos de juventud que se fueron mucho antes de lo previsto; oraré por mi familia ampliada, por mis amigos nuevos que son ahora como hermanos en el afecto. Pediré por ustedes mis amigos virtuales y que les conceda la felicidad, el bienestar y la paz. Pediré a Dios porque nuestro liderazgo tenga la lucidez y generosidad necesaria para encontrar la mejor salida en paz y si no, que el Dios de la Guerra nos guíe para una victoria aplastante y apabullante contra los enemigos que oprimen a Venezuela y han hecho muy largo este martirio de veinte años.

* En la foto un nacimiento muy viejo y muy sencillo en Caracas hacia los años 1940.

Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10220089400126031&set=a.2324650196458&type=3&theater
Agregamos otra gráfica, aportada por Miguel Blasco a Caracas en Retrospectiva: Navidad, 1956.

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