domingo, 15 de diciembre de 2019

A MEDIA ASTA

Inmunidad virtual y G-30 millones
Luis Barragán

Por cierto, nada más virtual que el complejo de inmunidades parlamentarias en Venezuela. Podrá decir mucho al respecto, aunque no tanto como la que desplazó, pero la Constitución de 1999, por muy expresa e inequívoca que sea,  ha sido recurrente y abiertamente violada por el régimen que la impuso, como suele ocurrir con toda dictadura que se respete.

Se veía venir, bajo cualesquiera pretextos, otros “allanamientos” adoptados por un órgano diferente a  la Asamblea Nacional.  Lo peor ha sido y es que fueron llamados, recibidos y hasta celebrados los diputados oficialistas que no sólo aceptaron y desempeñaron altos cargos ejecutivos, sino que literalmente abandonaron por más de dos años y medio sus funciones parlamentarias, dejando sin representación a sus electores: sólo para que, en un hemiciclo, denuesten de la propia corporación legislativa y, en el otro, atravesando apenas un pasillo, avalen los “allanamientos” decididos sin la más elemental consulta.

No hay protección alguna de la cámara y sus desempeños, lo que explica en última instancia cada inmunidad, como medio de protección personal e irresponsabilidad de opinión que se multiplica en  otros ámbitos de actuación, desde las comunicaciones convencionales y digitales, pasando por la movilidad y el resguardo de familiares y relacionados, hasta otras facetas personalísimas del diputado. Recordemos, ya no estamos ante la clásica noción del Ejecutivo que trata de condicionar, limitar y extorsionar al parlamentario, sino de toda una confabulación de poderes que intenta neutralizar a la ciudadanía, sojuzgándola.

Es necesario reconocerlo, ha sido un error del llamado G-4 el de auspiciar la reincorporación de la dictadura al foro parlamentario que desprecia, fruto de una estrategia desarrollada al calor de Oslo y sus derivados. Frecuentemente traicionados, los diálogos únicamente sirvieron y sirven a los objetivos tácticos de un régimen al que le contenta rifar unos perniles en el país desesperado, por retratar de alguna manera el drama actual.

Afortunada expresión del combativo diputado Edwin Luzardo,  el G-30 millones o más de venezolanos, dentro y fuera del país, todavía espera respuestas de la Asamblea Nacional que votó en 2015. La presunta reforma reglamentaria en ciernes, al parecer, insiste en una suerte de parlamento virtual que, en lo personal, nos es incomprensible, en lugar de modificarlo y democráticamente blindarlo para que pueda funcionar u operar fuera de su sede que, todos los sabemos, está bajo absoluto control de Miraflores.

Ilustración: Ana Black para El Pitazo, tomado de Facebook.

Breve nota LB: El portal al que estaba destinado, no publicó el texto. Ha ocurrido, a lo sumo, tres veces en más de catorce años colaborando con dicho portal. La remisión la hcimos un domingo en la noche y la repetimos al día siguiente. Vía WhatsAp, el director del medio aseguró no haber visto el texto, pero tampoco lo publicó al pasar los días. Quizá chocó con la línea editorial del medio.

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