Reconocimiento parlamentario
Ox Armand
Le toca el turno a María Aranguren que es diputada independiente por el estado Monagas. Ese pretexto como el tal diputado 99 la saca del anonimato, como ocurre igual con su suplente Carlos Flores del PSUV. Es evidente que los analistas (para reforzar la obviedad: de inteligencia), después de tanto analizar el problema, paseándose por la historia de cada diputado de la oposición, pareen privilegiarlos hasta nuevo aviso. Pero el comentario que nos permitimos hoy, no apunta a la habilitante que el gobierno aspira y a la captura del voto que le es necesario, sino a la rarísima manera de lograr el reconocimiento como parlamentario en Venezuela. No a través del ruido que se haga, más que un carro nuevo, como sentenció humorísticamente Andrés Eloy Blanco, sino por la perfedia gubernamental.
En ningún país del mundo, el parlamentario nacional es automáticamente un referente … nacional. Son (como es lógico) muchos y hay un cogollito que procura monopolizar la atención del país. Ni siquiera en Estados Unidos que tiene cien senadores y todo lo que cuesta llegar a serlo, puede decirse que los hay más de diez con la debida atención nacional e internacional de los medios. Y no se diga de los numerosísimos representantes de períodos más cortos. En Venezuela, se sale del anonimato (o relativamente de él), cuando el gobierno le da la ocasión a sus partidarios de lucirse o de atreverse, y la oposición (a través de la gran prensa) hace algo parecido; mediante el trabajo personal e intenso de denuncia y de legislación que, sin embargo, debe sufrir la falta de reconocimiento de los medios públicos y privados; o mediante el allanamiento o la inhabilitación del diputado que permite los cinco minutos de fama a lo Warhol, para el principal y el suplente. Y es lo que ocurre ahora con la Aranguren y con el Flores.
Llamemos la atención sobre algo más grave: todos tienen o dicen que tienen rabos de paja. Entonces, opera el chantaje. Aunque la más estelar de todas las preguntas es si no hay delito cuando algo raro se descubre, se monta tremendo expediente y se paralizan las investigaciones hasta que sean oportunas proseguirlas y conveniente castigar al infractor. Se dice que (hasta en la oposición) todo el mundo ha agarrado lo suyo pero nadie va preso. Mejor sería aseverar: preso hasta que en el tablero sirva de peón a una magnifica jugada que ni Garri Kímovich Kaspárov contra Deep Blue.
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/16706-reconocimiento-parlamentario
Gráficas: El Nacional, Caracas, 22/09/2013.
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