Viajes del poder
Ox Armand
Por supuestísimo que nadie pretende comparar los viajes presidenciales de antes con los de ahora. Ya no es un acontecimiento extraordinario y hasta estremecedor hacerlo civil y domésticamente, por lo que tampoco los del poder pueden llamar la atención. Las idas y las vueltas se hacen con una rapidez pasmosa y, por si fuera poco, las comunicaciones facilitan el ejercicio como nunca lo supimos. Salir de Caracas ya no es un evento de muchos días. Hacerlo al exterior es largo (apenas) por las horas. Quizás Cipriano Castro hubiese vuelto al país para ajustar las cuentas con Juan Vicente Gómez, después de la intervención quirúrgica en Europa. No obstante, hay un detalle y medio de las actuales incursiones.
En efecto, en nombre de las temibles amenazas y los inminentes peligros, los viajes presidenciales suelen ser misteriosos. De itinerarios más o menos revelados. Ocurre con los líderes de las grandes potencias también, aunque en las democracias liberales cualquier ruta subrepticia ha de dar el mismo resultado: se está puntual en el aeropuerto anunciado. Antigua y cercanamente, por ejemplo, en Venezuela se sabía de la gente que acompañaría al Presidente de la República y del costo del proyecto viajero. Rómulo Gallegos celebró su visita estadounidense en 1948, revelando detalles de las personas que le acompañarían. Después, con los otros viajeros presidenciales posteriores, la prensa se encargaba. Ni con Pérez Jiménez fue censurada para indagar importantes pormenores del supremo tránsito. Pero (por estos días) hay que adivinar y a pepa de ojo calcular. Dos millones y pico de dólares costó el último movimiento internacional de Maduro. Un gentío dio la vuelta al mundo para disfrutar de la estancia china y algunos se quedarían en el camino. Secretísimo de Estado que ni los mandatarios de esas naciones superdesarrolladas pueden preservar, caracterizó el vuelo venezolano.
Sospecho que son muchos los vuelos presidenciales, semipresidenciales, ministeriales, semiministeriales, familiares y semifamiliares que se realizan. Antes de llegar Chávez al poder, aquí se armó una grande por las colitas de PDVSA. Por estos días no existe la posibilidad ni siquiera de conocer cuál es la flota aérea real de PDVSA y cuántos aviones acostumbran alquilar, por citar un caso. O cuántas gobernaciones tienen helicópteros y avionetas propias y alquiladas. Y cuáles viajes son de exclusivo carácter oficial o no. La diferencia entre los antiguos viajes del poder y los de ahora no consiste en los avances tecnológicos y de la propia aeronavegación, sino en la libertad de indagar e informar.
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/16819-viajes-del-poder
Reproducción: El Heraldo, Caracas, 06/1948.
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