viernes, 6 de septiembre de 2013

¿REFILMACIÓN?

EL NACIONAL, Caracas, 29 de julio de 1997
EL OJO MECANICO
JUAN ANTONIO GONZALEZ
Sangre de España

Para mí, la guerra civil española dejó de tener hace ya mucho tiempo el carácter solemne, aterrador y obsceno de todas las guerras. Claro que es otra confirmación de la crueldad a la que puede llegar el hombre; claro que su saldo definitivo es la muerte, pero, sin más, junto al dolor provocado por ella, siempre parece surgir esa forma de ser del español común y corriente -esa cultura, no lo sé- capaz de transformar la herida en motivo de burla, de chanza... en una representación picaresca.
La guerra civil española, no me cabe la menor duda, es la más popular de todas las guerras que la historia se ha encargado de perpetuar en la memoria de la humanidad. Pero no me refiero a que sea la más conocida, sino a que tal es su raigambre en el pueblo que la vivió, que su recuerdo ha degenerado en canciones, bailes, pinturas, poemas... en fin, en expresiones artísticas del vulgo mucho fáciles de materializar que la idílica figura de mártires como Dolores Ibárruri, la ``Pasionaria''.
Y buena parte de esa impresión -más amable que angustiosa, más aceptable que repulsiva- se la debo al cine español: a esos personajes entre excéntricos y risibles de Ana y los lobos o Mamá cumple 100 años , y al ``cachondeo'' con que algunos cineastas, posteriores a Saura, han recreado pasajes de la guerra que entre 1936 y 1939 ensangrentó a la nación madre de América. Una mirada que también se la debo a la capacidad del arte -el de España o el de cualquier otra parte- de desmitificar (y por qué no, de descalificar) el horror... ¨Vía de escape? ¨Desmemoria? ¨Incapacidad para aprender del pasado? Estas líneas no pretenden ni dar ni encontrar explicaciones sino, simplemente, comentar el filme de Vicente Aranda, Libertarias , que desde el miércoles podrá ser visto en la Sala Margot Benacerraf del Ateneo de Caracas.
De entrada, este filme coral, protagonizado por las actrices Ariadna Gil, Ana Belén, Victoria Abril, Francesca Neri, Loles León, Blanca Apilanez y Laura Maña, es un homenaje a la mujer de España y, por extensión, a los anónimos pueblerinos que un buen día, el más inesperado de todas sus vidas, se vieron con un fusil en las manos, entre la perplejidad y la ``jodedera''. He ahí también el carácter popular de la guerra civil española: en ella participaron con igual pasión niños, jóvenes, adultos y ancianos, sin limitaciones de sexo ni de condiciones sociales. Toda una faena taurina que duró tres años y en la que el animal a matar no era otro que el fascismo.
Libertarias cuenta cómo una sencilla mujer de pueblo, una prostituta, una anarquista y una novicia recién salida de un convento, se unen bajo la bandera de un anarquismo que luego se transforma en feminismo, para detener la avasallante marcha del fascismo. Sin embargo, no se trata sólo de un drama de corte histórico, ya que su ingrediente fundamental es el humor. Este recurso aparece desde el principio de la cinta, cuando el guión -escrito por el propio Aranda, José Luis Guarner y Antonio Rabinad-, hace hincapié en las contradicciones grupales de las ``libertarias''. El pragmatismo de la puta en contraposición con el puritanismo de la monja. La inflexibilidad de la anarquista contra la ductilidad de la campesina... Es, en resumidas cuentas, una comedia dramática.
Así se va desarrollando Libertarias : de una manera amable, ­humanamente amable!, hasta en las secuencias de mayor dramatismo escenificadas en la aridez del frente de Aragón, la zona más sangrienta de la guerra civil. Pero Aranda nos reserva una sorpresa: la matanza de las rebeldes cambia por completo el tono del filme, y la violencia -la más desmedida y la más prolongada desde el punto de vista de montaje- toma por asalto la pantalla sin que el espectador tenga tiempo de reaccionar. La historia, pues, se transforma en una ``Reservoir dogs'' femenina que, al final, deja la desagradable sensación de que hemos sido expuestos a un panfleto.
Habrá que esperar a que Aranda, quien vivió en Venezuela entre 1952 y 1959, nos visite en noviembre próximo para preguntarle: ``A estas alturas, ¨a quién pretendía convencer de la crueldad de la guerra civil?''. Quizás, él conteste: ``A usted''.
E-mail: 104721,3270@compuserve.com

Ilustración: S/a., tomada de una publicación de los años '40.

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