EL NACIONAL - Domingo 22 de Septiembre de 2013 Siete Días/6
Siria y el mercado petrolero
Sí vemos cómo después de elevarse hasta más de 117 dólares por barril, el precio del crudo Brent ha regresado en días recientes a 108 dólares por barril
LUIS E. GIUSTI L.
Después de meses de presiones alcistas en el mercado petrolero, derivadas de un potencial conflicto bélico en Siria resultante de la presunción del uso de armas químicas contra la población por parte del gobierno de Bashar al-Assad, actualmente ha quedado claro que no habrá intervención militar en ese país en el futuro previsible. El mercado petrolero ha reflejado las fuerzas que han venido actuando, y así vemos cómo después de elevarse hasta más de 117 dólares por barril, el precio del crudo Brent ha regresado en días recientes a 108 dólares por barril.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había encabezado fervientemente una propuesta de acción militar, declarando que su gobierno había concluido que el Gobierno de Siria ha dado muerte a cientos de civiles usando armas químicas. Sin embargo, frente a una posición menos beligerante de sus principales aliados, el Reino Unido y Francia, Obama decidió tomarse su tiempo para dar oportunidad a que el Parlamento británico se pronunciara. Pero la cámara británica votó en contra de atacar Siria, aparentemente dando credibilidad a muchos reportes de que la cúpula del Gobierno sirio no habría ordenado los ataques. Sin embargo, Obama no abandonó del todo su posición, invocando los protocolos de Ginebra que prohíben claramente el uso de armas químicas, lo cual en su opinión justificaría la acción militar aun sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Para el Presidente de Estados Unidos los acontecimientos se tradujeron en una situación diplomática muy difícil. Aunque en un mensaje televisado trató de persuadir a su país del costo ético para Estados Unidos de no intervenir militarmente en contra de Siria, no tuvo éxito. En efecto, tanto el Congreso como la población rechazaron mayoritariamente su propuesta. Pero en el mismo discurso apeló a la mano que el día anterior le había extendido Vladimir Putin. La propuesta del presidente ruso de una solución convenida entre las partes, apoyándose en la ONU, consistió en que el Gobierno sirio entregue su arsenal de armas químicas.
El procedimiento convenido entre los cancilleres John Kerry y Sergei Lavrov se apoya en una inspección a cargo de expertos internacionales, quienes harían un inventario completo del arsenal y determinarían la manera de destruirlo. Estados Unidos y varios otros países manifestaron su escepticismo acerca de las buenas intenciones del Gobierno sirio. Con su intervención Putin le quitó el peso y el costo de la decisión a Obama de los hombros. El proyecto arrancó elogios entre casi todos los actores en el conflicto sirio. En primer lugar lo celebró el ministro del Exterior de Siria, Walid Muallem, así como también el Gobierno de Irán, su mejor aliado.
La Unión Europea y la Liga Árabe, dos de los mayores detractores de Al-Assad admitieron que podría funcionar, y hasta Israel fue moderadamente optimista, aunque previno acerca de tácticas dilatorias por parte del Gobierno sirio.
Aunque las aguas parecen haberse calmado, se mantiene un gran escepticismo en Washington, no solamente en cuanto a la apertura de Siria a una honesta inspección, sino en cuanto al papel de Putin como partero efectivo del proyecto.
Expertos consultados, quienes cumplieron labores de inspección en Irak cuando Saddam Hussein, opinan que la misión en Siria tardaría meses y tal vez hasta años, en especial en medio de la guerra civil que vive ese país.
No obstante que una intervención militar ahora luce remota, no puede desecharse el potencial de extensión e internacionalización de la guerra civil en Siria, lo cual también ha contribuido a la volatilidad del mercado petrolero. Se manejan escenarios de problemas de transporte y daños a la infraestructura, y en el más largo plazo hasta posibilidades de que el conflicto se extendiera a Arabia Saudita, con severas implicaciones globales. No cabe duda de que el Medio Oriente es una caja de sorpresas. Al iniciarse la "primavera árabe" era muy difícil predecir todo lo que hoy estamos presenciando.
EL NACIONAL - Martes 24 de Septiembre de 2013 Opinión/6
Legalidad y legitimidad del uso de la fuerza
VÍCTOR RODRÍGUEZ C.
La situación en Siria es sumamente grave.
Decenas de miles de muertos, centenares de miles de desplazados. Una verdadera crisis humanitaria, ante lo cual la comunidad internacional no ha sabido responder. Más parecen interesar los problemas geopolíticos y estratégicos en la región que la vida y la integridad física y la dignidad de millones de seres que sufren las consecuencias de las atrocidades de un régimen que insiste en mantenerse en el poder por todos los medios.
El Consejo de Seguridad, sometido todavía al derecho al veto que le concedió la comunidad internacional a Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia en 1945 cuando se adoptó la Carta de las Naciones Unidas, no ha logrado un consenso para condenar al régimen de Al Assad y detener la masacre. Los intereses individuales de las grandes potencias han prevalecido.
Ante la inacción del Consejo de Seguridad, Estados Unidos ha amenazado con el uso unilateral de la fuerza para detener la barbarie, en nombre de los "valores y principios"; lo que no ha dejado de ser criticado por la mayoría, porque contrariaría el Derecho Internacional que prohíbe tanto la amenaza como el uso de la fuerza para resolver las controversias y las situaciones internacionales.
Muchos países se han mantenido al margen, aunque hayan coincidido con el llamado del papa Francisco para que el conflicto sea resuelto por la vía pacífica. Algunos pocos, como Venezuela y otros del Alba, han expresado su apoyo al régimen de Al Assad, llegando a negar la existencia de un arsenal de armas químicas, cuyo uso ha sido reconocido por las Naciones Unidas, hoy en examen por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, a la vez que objeto de las negociaciones que se llevan a cabo con la participación de Rusia que, desde fuera del Consejo, trata de recuperar espacios en la región.
Lo que sucede en Siria no es del exclusivo interés de los sirios, como tampoco lo fue lo que ocurría en Libia hace unos años. La ejecución de crímenes internacionales es del interés de todos; por ello es obligación del Consejo de Seguridad y la comunidad internacional actuar para proteger la vida y la integridad física de civiles sometidos a las atrocidades de un déspota. La soberanía no puede ser argumentada por regímenes inescrupulosos como una coraza para justificar la violación de los derechos humanos ni los crímenes de esta naturaleza que un régimen cometa dentro de su jurisdicción nacional.
Ello responde a la estructura de una sociedad internacional y unas relaciones internacionales distintas. Nuevos actores, incluida la sociedad civil, representada por las ONG, aunque no en forma exclusiva; nuevas formas de relación basadas en la solidaridad y en los intereses comunes, caracterizan los nuevos tiempos, lo que por supuesto incide en la formación y en la concepción del Derecho Internacional cada vez más objetivista que voluntarista.
Es cierto que la amenaza o el uso de la fuerza están prohibidas por el Derecho Internacional, pero ello tiene sus excepciones: el derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva, establecido en el artículo 51 de la Carta de la ONU, y las acciones del Consejo de Seguridad ante la ruptura de la paz internacional, en el marco del Capítulo VII (artículo 42) de la Carta.
Si aceptamos que el Derecho Internacional evoluciona y se adapta a los cambios en la sociedad internacional y en las relaciones internacionales, habría que considerar que ante situaciones catastróficas, como la que atraviesa Siria, el uso de la fuerza se justificaría para detener la masacre y la destrucción de un país.
Independientemente de la legalidad o ilegalidad, de su legitimidad o ilegitimidad, la amenaza de la fuerza por Estados Unidos habría tenido un efecto positivo en la solución del conflicto y eso quizás pueda representarle un éxito a Obama dentro de su criticada política en relación con Siria, caracterizada por indefiniciones e inconsistencias.
Si las negociaciones no llegaren a buen fin, el Consejo de Seguridad tendrá que cumplir con las obligaciones que le impone la Carta para detener el conflicto y las masacres y restaurar la paz interna que, en definitiva, tiene consecuencias internacionales. Y si el Consejo no logra desbloquearse y adoptar decisiones y medidas coercitivas necesarias, incluido el uso de la fuerza, para resolver la crisis, la comunidad internacional estaría legitimada para actuar conforme al Derecho Internacional y los intereses de la humanidad para evitar un mayor desastre humanitario.
Sin duda, como lo dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el 17 de septiembre: "Siria es el mayor desafío para la paz (...) el sufrimiento debe terminar".
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