jueves, 1 de septiembre de 2011

FIABILIDAD


EL NACIONAL - MARTES 30 DE AGOSTO DE 2011 ESCENAS/2
Esto es lo que hay
Artes visuales
Crítica y contexto
LORENA GONZÁLEZ

Un reportaje sobre el futuro de la crítica venezolana publicado en este periódico ha generado un valioso debate sobre sus puntos de vista, su fragilidad, sus alcances, metodologías y vicios. No es la primera vez que la situación se relata angustiosa, habría que recordar las reflexiones que a finales de los años sesenta sostuviera Roberto Guevara ­uno de nuestros mejores modelos dentro del campo­, cuando insistió en la deficiencia que padecía la deliberación y el estudio sistemático de las artes visuales en el país.

Apuntaba que el principal daño lo ocasionan críticos ocasionales, quienes "lejos de promover mayor interés y acercamiento al fenómeno artístico, entorpecen una clara visión en el amante del arte. Abundan en este tipo de trabajos la emoción subjetiva, la especulación lírica carente de bases, la estéril y tediosa minucia biográfica llevada casi a un absurdo de erudición banal".

Si visualizamos el panorama que rodea sus preocupaciones también encontraremos conexiones no sólo con el tiempo que le tocó vivir (una de las peores crisis sociales e institucionales de la Venezuela posdictatorial), sino también con nuestro presente. Es necesario recordar que una buena parte de la crítica latinoamericana de la primera mitad del siglo XX fue una palabra desconcertada entre la evasión y el compromiso, la libertad y la opresión, la originalidad y la copia. En el caso venezolano, el duro golpe que significó ser gestores de la saga independentista y sufrir casi de inmediato la larga dictadura de Juan Vicente Gómez conformó un estado de alerta en nuestro pensamiento intelectual frente a esa necesidad de superar las precarias condiciones de una emergencia constante.

Escritores como Mariano Picón Salas, quienes además padecieron el período perezjimenista posterior al gomecismo, no escatimaron esfuerzos en diseñar una selección e ilación de escritos y ponencias, reflexiones y tratados, primeros planos y generalidades, empeñados en la lectura de ese extraño punto donde se sembró la esclavitud perenne de la compleja situación nacional. En el caso de la plástica tal vez sea Marta Traba quien con mayor firmeza profundizó desde el análisis de las artes visuales en los difíciles territorios de la condición latinoamericana.

Reuniendo transversalmente algunas circunstancias podríamos afirmar que los abusos de poder, las crisis sociales, los períodos de opresión y persecución con su consecuente desvanecimiento de la institucionalidad, propician desempeños particulares del ejercicio crítico en los que resaltan la superposición de estilos (crítica, crónica, ensayo) así como el diálogo constante con otras disciplinas. Pensemos por un momento en dónde estamos. Para Aullón de Haro es imprescindible considerar frente al análisis de cualquier texto los sistemas de relaciones que consolidan su aparición dentro de una comunidad de lectores, pues "el Texto es un objeto producido en y lanzado al Mundo".

Hace unos días reflexionaba sobre el surgimiento de los pequeños espacios expositivos junto con la economía de medios que caracteriza la producción artística más reciente. Antes de ahogarnos por lo que deseamos o fantaseamos, por lo que añoramos o imprecamos, tal vez haya que detenerse en el contexto y las estrategias que determinan y reflejan la aparición y los procesos de ese objeto artístico. Recordé unas palabras de Tahía Rivero sobre la serie de Rafael Rosas en el pasado Salón Jóvenes con FIA: "La importancia de una obra y la multiplicación de significado que ella es capaz de generar no radica en su tamaño. Estamos iniciando un período en las artes venezolanas en el que las potencias del sentido se desplazan desde sus recursos más puntuales. Es nuestro contexto. ¿Acaso la gente cree que el arte povera salió del pumpá?".

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