viernes, 9 de septiembre de 2011

¿EN LA MISMA MESA?


EL NACIONAL - VIERNES 09 DE SEPTIEMBRE DE 2011 OPINIÓN/4
Miradas múltiples para el diálogo
Emergencia de la subjetividad de redes
FRANCISCO RODRÍGUEZ

Protestas. Malestar, conflictos y, por tanto, motivos de protestas han existido en cualquier sociedad y en cualquier momento histórico. El hombre es un ser conflictivo por naturaleza y curiosamente paradojal puesto que al mismo tiempo que sujeto de conformidad, también siente la necesidad de ir en contra de las estructuras sociales y el orden establecido, dada la complejidad de los procesos sociales y la subjetividad de hoy en día. Hay naturalmente un componente antisocial en cada ser humano que lo impulsa a la transgresión de las normas. Hoy vivimos una época de insatisfacción permanente a escala global porque la ideología que se ha impuesto universalmente es la de la "satisfacción ilimitada".

Ideología propia de un estilo de vida hiper consumístico y, por consiguiente, generador de frustración e insatisfacción permanente. Este es un fenómeno que se presenta a escala universal.

Tanto en el hemisferio occidental como en el oriental, la insatisfacción constituye el motor catalizador de cualquier movilización social. No me estoy refiriendo a la existencia previa de específicos sujetos colectivos como clases sociales, ONG o movimientos sociales de cualquier naturaleza. Me refiero a dos condiciones estructurales responsables del fenómeno de las protestas sociales masivas en el mundo de hoy.

Una es la del carácter propio de una sociedad dominada por la racionalidad del mercado y la democracia como estilo de vida y no sólo como régimen político: la insatisfacción con un régimen político represivo y absolutista, con una situación de exclusión y desigualdad social.

La otra es de tipo más bien reciente y propia del desarrollo que ha adquirido la ciencia-tecnología en el sistema capitalista global. Me refiero al desarrollo exponencial de las tecnologías de información, específicamente de las tecnologías de redes sociales.

¿Quiere decir que si no existieran esas estructuras de redes sociales entonces no se habría producido ningún tipo de protesta como las que estamos observando hoy? De ninguna manera, pero no tendrían la trascendencia social que adquieren las protestas catalizadas y canalizadas por las redes sociales. Por otra parte, hay diferencias derivadas del tipo de cultura porque por primera vez estamos presenciando protestas masivas en el mundo árabe, por ejemplo.

Estos son países mayoritariamente islámicos y por lo tanto sociedades sacras cuyos patrones de comportamiento están básicamente regidos por el Corán.

El proceso de globalización y su influencia transculturante a través de los medios masivos de comunicación fue erosionando profundamente el carácter sacro de esas sociedades.

Luego, el contacto de la gente a través de las redes sociales comenzó a generar ese clima de protestas sociales masivas en todo el mundo árabe, gobernado por regímenes de tipo absolutista como monarcas, jeques, clérigos y dictadores enmarcados en la tradición autoritaria.

Egipto, Siria, Yemen, Libia, etc., son vivos ejemplos de ello. Masivas manifestaciones de protesta en Irán en contra del sistema teocrático de dominación, resistencia masiva de los monjes tibetanos negándose a la integración del Tibet al régimen stalinista de la China comunista en lo que se conoció como la revolución de los "azafranes", etc....

Igualmente en el mundo occidental podríamos hablar de la marcha de "los indignados" de España, las revueltas sociales de los grupos de protesta de Londres, las manifestaciones estudiantiles de Chile, etc. Todo eso está en relación directa con la utilización de los canales de comunicación ofrecidos por las redes sociales.

El carácter casi táctil-sensorial, privado-personal e íntimo al mismo tiempo que público de la comunicación que propician esos contactos, la simultaneidad y ubicuidad de la presencia virtual, el secreto compartido; todo esto configura un tipo de solidaridad que el mismo Durkheim jamás hubiera imaginado. Así, de este modo se van configurando, muy sutilmente, nuevas formas de socialidad que caracterizan la subjetividad típica de la civilización global de hoy en día.

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