viernes, 9 de septiembre de 2011
ANUDACIONES
EL NACIONAL - MARTES 06 DE SEPTIEMBRE DE 2011 OPINIÓN/6
Pinchazos telefónicos de allá y de aquí
En Gran Bretaña, al igual que en Venezuela y en buena parte del mundo democrático, la grabación de llamadas personales es ilegal
ANDRÉS CAÑIZÁLEZ
En Venezuela parece que vamos a contracorriente en muchos sentidos, si se compara con lo que ocurre en otros contextos. El asunto de las grabaciones ilegales y su uso por parte de los medios de comunicación es un claro ejemplo de cómo en el país las cosas parecen ser un capítulo de El mundo al revés. En el Reino Unido, el imperio mediático de Rupert Murdoch resulta severamente cuestionado por montar un sistema de escuchas ilegales de llamadas telefónicas; en Venezuela las escuchas ilegales son usadas de forma abierta y descarada por los medios del Estado.
La literatura académica suele asignarle el rol de perro guardián al menos así se acuñó en la tradición anglosajona sobre el tema a la prensa para cumplir una suerte de veeduría sobre el sistema político. En el sistema tradicional de tres poderes públicos (ejecutivo, legislativo y judicial) también se le llama cuarto poder a los medios de comunicación. No es una catalogación gratuita.
El caso del magnate de medios Rupert Murdoch (nacido en Australia, nacionalizado estadounidense), que mantiene en vilo a la sociedad británica durante las últimas semanas, es sin duda un excelente ejemplo de cómo la prensa puede perder la brújula, extraviarse en su desempeño de veedor del sistema político, y pasar a tener un papel pervertido y pervertidor en relación con las instituciones. A fines de julio, Murdoch tomó una decisión inédita en la historia del periodismo contemporáneo al ordenar el cierre de su periódico The News of the World (las noticias del mundo), que tenía una edición dominical de 4 millones de ejemplares. Decidió sacrificar este periódico británico (y sus ganancias), con más de siglo y medio de existencia, para salvar el resto de su emporio mediático que se extiende por diversos países (Murdoch es el dueño de Fox News en Estados Unidos, sin ir muy lejos). La razón: el tabloide sensacionalista había establecido una red para grabar ilegalmente llamadas telefónicas. La información obtenida en esas llamadas era utilizada debe decirse que sin escrúpulos en las páginas del dominical. Centenares de miles de personas en el Reino Unido resultaron grabadas. El escándalo salpicó seriamente a Murdoch cuando se supo que su periódico no sólo había grabado a políticos de renombre, sino que también pinchó el celular de la niña de 13 años Milly Dowler, secuestrada y asesinada en un caso que conmocionó a la opinión pública de Gran Bretaña.
En Gran Bretaña, al igual que en Venezuela y en buena parte del mundo democrático, la grabación de llamadas personales es ilegal, a menos que expresamente las haya ordenado un juez como parte de un proceso judicial. Las llamadas telefónicas están dentro del ámbito de la privacidad de cada individuo. La frontera, muy tenue por cierto, que traspasaron los perros de la prensa de Murdoch va mucho más allá al saberse que las grabaciones ilegales se multiplicaron y abarcaron centenares de miles de ciudadanos.
En Venezuela, en tanto, el diputado Darío Vivas del PSUV estuvo en el canal del Estado, Venezolana de Televisión, para fungir como comentarista de grabaciones ilegales transmitidas en el programa La Hojilla, del inefable Mario Silva.
Para justificar esta acción, a todas luces ilegal, el diputado aseveró que esas grabaciones fueron obtenidas "por alguna vía" por los medios de comunicación con "mecanismos de información".
Murdoch ha insistido en su línea de defensa, porque el uso de las escuchas telefónicas ilegales ha creado un escándalo de envergadura. Según Murdoch, no estaba al tanto de lo que ocurría. Eso es posible en la medida en que tiene negocios en una veintena de países, domina decenas de medios de comunicación especialmente impresos y en buena medida ha ido cediendo el control de su emporio empresarial a su hijo y a otras figuras de confianza. La mirilla de las acusaciones sin embargo igualmente le salpicará. En Venezuela, en tanto, algunas instituciones como la Fiscalía General no parecen preocupadas por este asunto.
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