lunes, 12 de septiembre de 2011

LIMITACIONES


EL NACIONAL - SÁBADO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2011 CULTURA/3
LIBRO El cyborg y el doble son los temas de Lo que sé de los hombrecillos
Juan José Millás: "El ser humano es muy limitado también en sus obsesiones"
Como una fábula, la obra invita a reflexionar sobre el problema que representaría ver los deseos cumplidos
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ

Los temas del doble y el cyborg, que antes fundamentaron ficciones góticas como el cuento "William Wilson" de Edgar Allan Poe o el libro Frankestein de Mary Shelley, se reinventan en la novela breve más reciente de Juan José Millás: Lo que sé de los hombrecillos (Seix Barral, 2011).

La prosa lustrosa del columnista del diario El País construye la historia de un catedrático cuya vida apacible se encuentra amenazada por la aparición de un diminuto doble.

Los homúnculos que ha visto toda su vida, y que siempre creyó imaginarios, han hecho una pequeña copia suya, que lo obliga a cumplir sus más pérfidos placeres que (inexplicablemente) comienzan con el consumo de vinos y cigarros y saltan rápidamente a las fantasías homicidas. El dilema moral de la lucha con el doble, que se estructura como una metáfora de la batalla consigo mismo que libra el profesor en el ocaso de su vida, es también la historia de una minúscula comunidad humana utópica en la que la sociedad no parece representar grandes obligaciones.

"Los hombrecillos no buscaban justicia, ni siquiera venganza, pues parecían ajenos a conceptos que implicaran una condición política o moral, sino que se defendían de un intruso al modo en que las avispas protegen su panal de los ataques de un enjambre extranjero", escribe Millás en Lo que sé...

Soñar con Kafka. En noviembre de 2010, cuando presentó la novela en el campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo, Millás confesó que su sueño era escribir La metamorfosis de Franz Kafka ­según reportó la prensa española­, obra que considera simultáneamente compleja y sencilla y que se acerca a la perfección formal, por ser cercana a sus emociones, era su fantasía loca, igual que lo era para "aquel personaje de Borges escribir el Quijote".

Para el autor nacido en Valencia (España) en 1946, el estilo de Kafka es su aspiración en la forma, un ejemplo "de complejidad sencilla, o de sencillez compleja".

Pero es justamente en esta aspiración de abstracción por medio de la sencillez en la que la lectura semántica de la obra de Millás se pierde un poco.

Aunque la dinámica brevedad de la novela mantiene el interés del lector en todo momento, parece faltarle más desarrollo a ciertas metáforas, como la correlación entre los huevos de gallina y las ideas del académico o las comparaciones entre la vida económica con la biología, lo que resta fuerza al final de la novela.

Uno de los aspectos más interesantes de la obra son sus personajes femeninos, porque evidencian la sintética escala de valores presentada en la obra. En el mundo cotidiano existe la esposa del académico, agobiada doblemente por sus deberes familiares y su posición política en la universidad donde ambos trabajan. Tiene una relación más bien fría con el protagonista. Pero, en contraste con ella, está en el mundo de la utopía una "mujercilla ovípara" que es capaz de causarle al personaje los placeres más sublimes. También aparece una prostituta adolescente, cuyos avances rechaza el profesor, y que representa el inicio de su degradación moral.

--¿De dónde vino la idea germinal de la novela? ­Vino de un sueño, de un ensueño más bien, es decir, de esa zona de la realidad en la que tienes un pie en la oscuridad y otro en la luz, la zona del delirio. Soñé (o ensoñé) que un grupo de hombrecillos arrancaba partes diminutas de mi propio cuerpo para hacer con ellas un doble mío diminuto.

Esa misma mañana me puse a escribir la historia.

--¿Qué cree que su novela aporta al tema del doble que ha sido tratado tanto en la literatura? ­No me lo he planteado, entre otras cosas porque es incuantificable. Nadie se plantea qué aporta una novela de amor a las ya existentes o una novela policíaca a ese género. Con el asunto del doble, en cambio, parece que siempre es preciso dar una vuelta de tuerca. ¿Por qué? --Es interesante el tema de la relación del narrador con las mujeres. ¿Cómo elaboran la esposa, la mujercilla y la prostituta el código de conducta del catedrático que protagoniza su novela? --No lo sé, o está en la novela o no está.

--¿Cree que el mundo, con sus tiempos acelerados y sus egoísmos individuales, ha construido un catálogo de perversiones que si permanecen latentes se deben al control social y a los medios de entretenimiento? --Dudo que el catálogo de perversiones sea hoy mayor que en los primeros siglos de nuestra era, por citar una época. Incluso es posible que haya disminuido. El ser humano es muy limitado también en sus obsesiones. No damos para mucho.

-- ¿Tiene Millás sus hombrecillos? --En la medida en la que los hombrecillos metaforizan las divisiones y las contradicciones de las que somos víctimas, sí, tengo hombrecillos que me enseñan más de lo que aprenden de mí.

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