viernes, 9 de septiembre de 2011

EL TINTERO TRÁGICO


EL NACIONAL - VIERNES 09 DE SEPTIEMBRE DE 2011 CULTURA/3
LITERATURA El terrorista se hizo personaje y el miedo protagonista
El vacío se cubrió con letras
En una década, la ficción construyó historias íntimas de la tragedia que superó la creatividad
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ

Desde la terraza de su apartamento en Brooklyn, Paul Auster vio desmoronarse las Torres Gemelas del Wolrd Trade Center y al país precipitarse en un capítulo inédito de su historia: uno protagonizado por el miedo. A pesar de que desde el principio los autores supieron que la realidad había sido más terrible que cualquier fantasía sórdida de sus días más creativos, continuaron escribiendo en la última década para entender ­a través de la ficción­ qué pasó la mañana del 11 de septiembre y qué sociedad nació ese día.

Dos características marcan la ficción anglosajona desde entonces: por un lado, la temática en la que predomina una comunidad deprimida y aislada, curándose aún las heridas de los ataques terroristas; y por el otro, el terrorista se convierte en uno de los personajes icónicos del siglo XXI.

El miedo. El mismo Auster, famoso por sus historias neoyorquinas, describe en Un hombre invisible (2008) un país que, a pesar de que nunca vivió los atentados del llamado 9/11, está dividido por una guerra civil desde las elecciones del año 2000. Pero su novela más celebrada del último lustro, Brooklyn follies (2005) sí incluye, como telón de fondo para el tercer acto, anécdotas de lo vivido el 11 de Septiembre.

En El hombre del salto (2007), Don Delillo por fin se atreve a inventar la historia del vagabundeo de un sobreviviente traumatizado.

Philip Roth se ha mostrado especialmente fecundo en estos 10 años al publicar cinco novelas, más del doble que en la década anterior, que son: Elegía (2006), Sale el espectro (2007), Indignación (2008), La humillación (2009) y Némesis (2010). En la novela de 2007 el autor revive su alter ego y personaje que ha aparecido en más de media docena de sus libros, Nathab Zuckerman, que regresa a Nueva York y vuelve a vivir allí con una pareja, que también se había ido por los atentados.

El terrorista. Seducidos por sus capacidades argumentales como antihéroe, los novelistas convirtieron al terrorista en un personaje propio del siglo XXI, que se ha vuelto un monstruo global, que nada tiene que ver con el criminal nacional de otrora. A esta estirpe pertenece el personaje principal de Los últimos días de Muhamed Attas (2006), el libro de Martin Amis que cuenta los postreros momentos de uno de los secuestradores del 9/11.

Algunos lectores y críticos resienten el ascenso de ese personaje. Así le ocurrió a John Updike, que fue criticado por ponerse en el lugar de los islamistas en Terrorismo (2007).

"Estos demonios buscan quitarme mi Dios. Todo el día, en el Liceo Central, esas chicas despreciables se balancean y exponen sus cuerpos suaves y cabellos seductores", escribe en la última novela que publicó antes de morir en 2009.

Como la periodista Susan Faludi, Amy Walkman es una de las pocas mujeres que asume el tema. The submission (2011) trata sobre una americana de origen paquistaní que gana el concurso para diseñar el monumento del 9/11 y la acusan de terrorista. El título es un juego de palabras entre "concursar" y "sumisión".

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