jueves, 1 de septiembre de 2011
EL UNO Y EL OTRO
De una siempre curiosa inversión
Luis Barragán
Comencemos por observar que la picadura también fue una afición extendida en la Venezuela anterior, aunque la pipa la emblematizara Rómulo Betancourt. No extraña que César Rondón Lovera, quien fuese un destacado dirigente político, parlamentario y diplomático, la exhiba en una fotografía de la época.
Hoy, pocos adivinarán a un personaje que fue tan conocido e, igualmente, decisivo en el diario acontecer político. Y ocupa brevemente nuestra atención, en este ciclo de revisión y anotación de la ya antigua prensa venezolana, porque observamos un dramático contraste entre el actual liderazgo y el muy diverso y convincente de ayer, confirmando así una de las conclusiones a las que arribó Diego Bautista Urbaneja en el inventario histórico y político que hizo para la UCAB y el Centro Gumilla, desde 1958.
Lo curioso, por ejemplo, es que no hay seña alguna de Rondón Lovera en Wikipedia, como sí de su hijo. Primera inversión, éste no se entendió sin aquél como no logramos imaginar ahora.
La celebridad de César Miguel Rondón quizá supera a la de su padre, en una época en la que los medios de comunicación no sólo superan, sino que constituyen propiamente un partido político orgánico. Sin embargo, invertida la realidad, el culto y sobrio locutor está destinado a un específico público de clase media, aunque su vivencia y erudita afición por la salsa prontamente lo sintonizaría con los sectores populares: paradoja de un deliberado mercadeo.
Anteriormente, el hijo fue conocido por el padre, siendo invertida ahora la relación. Posible nota banal, dejamos constancia de la observación.
Fotografía: César Rondón Lovera. Elite, nr. 2124 del 11/06/66.
Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/9268-de-una-siempre-curiosa-inversion
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