viernes, 23 de septiembre de 2011

DE UNO A OTRO, SIENDO EL UNO


EL NACIONAL - LUNES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2011 OPINIÓN/9
Libros: Peter Sloterdijk (1/2)
NELSON RIVERA

Los que la perciben como inutilidad. Los que la asocian con la necesaria búsqueda de la verdad. Los que la experimentan ­la leen­ como un ciclo siempre inacabado de preguntas sin respuestas. Los que creen que no ha cumplido su misión en el mundo. Estos y aquéllos, desde cualquier punto de observación, pueden seguir la filosofía para amarla o denunciarla a lo largo de los siglos.

Si fuese posible invocar un pater, una figura fundadora de la ancha corriente idealista de la filosofía europea, esa figura es la de Platón. Copio a Peter Sloterdijk en el amoroso ensayo que inaugura su libro: "Las obras maestras platónicas obraron como un banco de esperma de las ideas con el que fueron fertilizados numerosos intelectuales posteriores, a menudo salvando grandes distancias temporales y culturales".

Puesto que la doctrina platónica era portadora de un enorme potencial de traducibilidad, ella se dispersó y conquistó audiencias más allá de Grecia, en los mundos del árabe y del latín, para más tarde proyectarse hacia la lengua y el pensamiento alemán. Pocas veces un cuerpo de ideas ha alcanzado a irradiarse de ese modo. Platón constituyó su búsqueda de la verdad en un racionalismo religioso. Mostró la posibilidad de penetrar en la opacidad del mundo. "Era, en el verdadero sentido de la palabra, una religión del pensamiento que se creía capaz de reunir bajo un mismo techo el análisis científico y la edificación moral".

Sobre la filosofía platónica ha pesado la acusación (el dictamen) de que ella, en esencia, es una utopía.

A esa afirmación se podría responder con esta otra: que su pretensión elevó el hacer filosófico y también los objetivos de ese hacer, que desde entonces vincularon al filósofo con el pedagogo.

"La yunta de Sócrates y Platón marca la irrupción de esta nueva idea de educación; ambos se destacan en la lucha contra el convencionalismo y el oportunismo de los maestros de la retórica y de los sofistas con la defensa de una nueva acuñación completa del ser humano".

Temperamentos filosóficos. De Platón a Foucault (Ediciones Siruela, España, 2010) reúne 19 homenajes, textos breves que Sloterdijk escribió en los años noventa para una editorial alemana.

Quiero llamar la atención sobre el rasgo que me pareció subrayado en la personalidad de estos breves textos: su inclinación ante lo peculiar. El preciso énfasis que hace por destacar la contribución esencial y diferencia de cada filósofo, a la experiencia de pensar el mundo que arrancó en Platón y que se proyecta hasta nuestros días. Cada texto tiene esa característica que es primordial del hecho de admirar: palabras precisas en extremo, insufladas por la mirada de quien ha logrado extraer de cada obra lo que hay de esencial en ellas. Un libro que reconcilia.

EL NACIONAL - LUNES 19 DE SEPTIEMBRE DE 2011 OPINIÓN/7
Libros: Peter Sloterdijk (2/2)
NELSON RIVERA

De Aristóteles, que fue el primer genio del pensamiento científico europeo, al extremo de que en disciplinas como la lógica, fue pionero y culminador. De Agustín, que fundó la literatura confesional: él sería el primer hombre del que poseemos un nítido retrato elaborado por él mismo, así como el punto de partida de la lucha contra el amor propio.

De Giordano Bruno, más allá de su imagen de gran víctima (murió en la hoguera en 1600), está su condición de primer filósofo del arte.

Descartes: el pensador que llevó la idea de método a los terrenos de la lógica y la moral. Pascal: el filósofo que previó nuestro moderno desencanto. "Si la historia de la intelectualidad de los últimos siglos fuese un informe sobre las coyunturas del absurdo, el lugar de Pascal en ella estaría asegurado para siempre. Él es el primero entre los notarios filosóficos de la desesperación moderna". De Leibniz, la evocación de la figura en la que coincidían el mago y el científico, el enciclopedista y el intelectual cortesano, el asesor de príncipes y el estratega, que se ocupó nada menos que de lo existente en su totalidad.

Kant, el pensador de lo civil: porque emancipó el pensamiento de la teología en uso; porque quebró la frontera entre academia y opinión pública; porque su ser es, en lo esencial, un ser social; porque fundó una filosofía de vocación antropológica.

Fitche, que soñó con un hombre capaz de cambiar y de luchar contra las circunstancias. Aunque no sea un pensador que se recuerde a menudo, Fitche está en la semilla del ideario que nos sugiere que los hombres alcanzaremos la unidad de la razón y de la moral para lograr un mundo mejor.

Y así le siguen Hegel, Schelling y Schopenhauer, el primer filósofo en darse de baja de la iglesia occidental de la razón. "Con su doctrina de la voluntad salta por los aires la teoría del fundamento del mundo en torno al racionalismo religioso, tal como seguía en vigor desde los tiempos de Platón, para pasar a un reconocimiento de lo irracional marcado por el horror y el asombro; Schopenhauer es el primero en instituir la naturaleza enérgica e impulsiva, exenta de razón, del ser".

El recorrido pasa por Kierkegaard, Marx, Nietzsche, Husserl, Wittgenstein, Sartre y Foucault.

El lector que atienda al nombre del libro, Temperamentos filosóficos. De Platón a Focault (Ediciones Siruela, España, 2010) aproximará su intuición a lo que Sloterdijk se propuso: recordar a cada uno de estos 19 filósofos en aquello que los constituye como únicos, en lo que resulta irreducible en cada uno. Se habla aquí, en lo posible, de las personas y de la contribución que hicieron al pensamiento europeo. Personalísimo itinerario. Libro que, a su modo, resulta en una ars filosófica de Peter Sloterdijk.

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