sábado, 1 de enero de 2011

sobre el año novísimo


EL NACIONAL - Viernes 31 de Diciembre de 2010 Opinión/7
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálo
Final y comienzo
"Pensar en aumentar la vida de vuestros días en vez de los días de vuestra vida (Rita Levy Montalcini)"
Edgar Morin: Mon Chemin, p. 361
RIGOBERTO LANZ

Hemos terminado creyendo en verdad que hoy el tiempo se corta para dar paso a un nuevo año. Esa invención humana que es el reloj o los modos de administrar nuestra temporalidad (días, semanas, meses, años) están hondamente instalados en la subjetividad. Hay una sensación compartida masivamente de que hoy termina algo y mañana será otra cosa.

Como quiera que sea, lo que está claro es que la gente se dispone psicológicamente de una manera muy especial por estos días. El espíritu celebratorio, la propensión a compartir, una inclinación a la amabilidad y el buen trato, son todos rasgos de esta manera singular de festejar la llegada de un nuevo año.

De estas costumbres habría que destacar el componente del festejo que está allí fuertemente instalado. Se supone que la gente hace balances, saca cuentas, promete grandes cosas; pero nada iguala a la psicología del bonche que se respira como atmósfera en todos lados. Los enemigos se reconcilian, los pecadores hacen votos para purificar sus almas, los egoístas se vuelven generosos y los amargados hacen chistes y sonríen. Mas lo que cuenta es el jolgorio en el que todo el mundo se involucra compartiendo tragos y comidas.

A pesar de la disciplina religiosa que está allí atravesada, luce evidente que el despliegue de esta singular fiesta colectiva es esencialmente pagana (no tanto como los carnavales de Salvador de Bahía, pero tampoco con la sobriedad de los suecos). Por estos días, la gente se otorga el derecho a traspasar ciertos límites sin que la mala conciencia se vuelva insoportable. Celebrar el "año nuevo" es una condición innegociable en una cultura tropical en la que todo deriva en bochinche. Esa liviandad de espíritu habla bien de las pulsiones que logran transgredir los moralismos instalados, la hipocresía de lo políticamente correcto y las promesas de abstinencia que jamás serán cumplidas.

De curiosidad en curiosidad es simpático constatar que estos cortes cronológicos sirven a varios fines sin que la gente se esfuerce mucho en pensar en la transcurrencia como problema filosófico. Hay más bien una estética colectiva maleada fuertemente por las pautas de consumo (un mercado publicitario que exacerba sus tácticas) y una cierta tradición cultural que sintoniza funcionalmente con este clima. Las angustias personales se suspenden temporalmente dando paso a una suerte de rochelamiento de la cotidianidad donde casi todo termina en celebración. Este hedonismo concentrado en algunos días produce una sensación colectiva de "felicidad" que difícilmente se iguala con cualquier otra figura celebratoria (los carnavales, las fiestas patronales, los matrimonios, los cumpleaños, etc.) No hay que disculparse por el contagio de este curioso clima de fin de año (o de celebración del año nuevo) La gente no sólo tiene derecho a fabricar sus personales escenarios de "próspero año nuevo", sino que en esa operación psicológica se produce un intercambio simbólico de un alto contenido empático que resuena a la proxemia de las tribus posmodernas. Las marcas culturales de las religiones y la disciplina moderna de la escuela y el trabajo no logran sustraer esta singular vibración colectiva, que aunque momentánea, proyecta en los grupos su efervescencia y su exhuberancia festivas. El modo tropical y caribeño de celebrar el año nuevo tiene una especificidad cultural que hace la diferencia en relación con otros pueblos del mundo. Despojada de solemnidades sería aún más esplendorosa esta empatía; achicados los amaneramientos de ciertas élites de la sociedad, estos ratos serían todavía más ricos en intercambios afectivos. Excusas para celebrar se las inventan la gente, pero que toda una sociedad se disponga a festejar es algo muy raro que merece ser vivido.

Bueno, amigas y amigos lectores, lo que quería expresarles es que brindaremos por el espacio "ATresManos" y apostaremos a que en 2011 podamos seguir avanzando. ¡Pásenla bien!


Nota LB: Por lo menos, desde el blog, podemos acotar algo como lo hace RL con los textos ajenos que publica. Una de dos o las dos, la filosofía es la madre de todos los saberes y, por ello, notorio sobre todo por los sesenta y setenta, cualquier planteamiento que se respetara iniciaba con un testimonio de claridad sobre la ultimidad; o cada quien se asoma al balcón de su especialidad para mirar al mundo, como lo haría un médico, plomero, econometrista o carpintero. Por consiguiente, es necesario preguntarse en torno a la propuesta de otra convención para abordar el asunto del tiempo y más específicamente, nuestro Año Nuevo (expresión cultural de nuestra tropicalidad, según RL), o sobre - lo deducimos - el deber impuesto al más común de los mortales de interpelarse en términos filosóficos, como también ha de hacerlo respecto a la cirugía vascular periférica, el estaño soldado a gas, el método de los mínimos cuadrados, o los enchapado de nogal. Sin dudas, el reclamo de un tratamiento especializado de los temas comunes, quizá nos llevaría - una de dos, o las dos - a profundizar o radicalizar la sociedad del conocimiento y la información, o a legitimar la dictadura de los más sabios o conocedores, filósofos devenidos tecnócratas. Luego, al afincarse en el consabido fenómeno capitalista, RL no hace otra cosa que constatarlo, reiterando posiciones que reportan la "novedad" de un lenguaje inusual en la gran prensa de ahora. Y olvida, por si fuera poco, la densa tristeza que explica los amaneceres del primero de enero en el mundo hoy sojuzgado por los regímenes franca e indiscutiblemente totalitarios. Apenas, una modesta observación la nuestra.



R.L. ha tenido la amabilidad de responder a nuestro correo: "Gracias por su tiempo y su disposición. El asunto que me interesa explorar es lo que llama Maffesoli la "subjetividad subterránea", esa empática que caracteriza a las "tribus posmodernas". Por allí van los tiros. Saludos: R. Lanz" (01/01/11)

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