lunes, 23 de agosto de 2010

baremo indispensable


Cum grano salis
Luis Barragán


Naturalmente, hay competencia en los cuadros políticos de la consabida polarización. En el seno de la oposición o del oficialismo, irreprimibles los matices y desencuentros, hay indicios muy severos de deslealtad entre los actores, siendo gravísimos en un flanco por la inexcusable lógica de los privilegios del poder. Empero, en el otro, hay muestras de mayor madurez, consistencia, perseverancia y consecuencia, aunque los voceros gubernamentales inventen mil veces un financiamiento masivo, sucio y foráneo que no se ve por ninguna parte.

La oposición no sólo ha sobrevivido a la agresión constante, directa e indirecta de los sectores que monopolizan la dirección del Estado, incurriendo en desafueros como los ataques al Cardenal Urosa o la ruptura de las relaciones diplomáticas con Colombia, sino ha logrado afianzar un entendimiento básico y común que, con todas sus imperfecciones, los servicios de inteligencia o contra-inteligencia no logran torpedear efectivamente. Y es que no cabe otra conclusión, perdida crecientemente la calle, que la del empleo subrepticio de todos los recursos del Estado en el intento de neutralizar a la dirigencia opositora habida cuenta de la falta de control público del aparato miraflorino que ayuda a confirmar la hipótesis.

De matices y diferencias se hace toda obra humana, por lo que ha sido una buena noticia el proceso de composición unitaria de la oposición que permita afrontar el desafío del 26-S. Este, por más que se insista – precisamente – en la polarización, no tiene por principal protagonista a Chávez Frías, sino las realidades inaguantables que se viven en las regiones y localidades del país, domicilios exactos de nuestros comunes esfuerzos de reconstrucción democrática.

El protagonismo circunstancial de uno u otro factor, las figuraciones mediáticas de uno u otro aspirante, la misma vanidad de aquellos que dirán alcanzar la gloria con la sola curul, luce imposible si cada uno de los venezolanos aportamos nuestro grano de sal a la tarea que nos convoca. Significa contribuir con la sabiduría de los valores que se defienden y de la experiencia conquistada a lo largo de la década, por más modesto que sea o diga ser nuestro concurso, a objeto de alcanzar un triunfo que tendrá por única paternidad el anhelo de equidad social en la vía al desarrollo económico, en paz, libertad y democracia.

No puede angustiarnos el inaceptable, aunque comprensible, afán de capitalización del éxito por algunas individualidades u organizaciones de carácter político o social. En lugar de caer en la tentación de un desaforado ataque a estas muestras probables, infundadas y contraproducentes de engreimiento, se impone la reivindicación del esfuerzo común al que debemos contribuir convencidos que la menor diligencia personal también aportará decisivamente a la futura transición democrática, porque se trata de nuestros hijos.

A esa tentación se orientan los misiles gubernamentales, tratando de impactar a la población para denostar de una dirigencia que día a día necesita reflexionar sobre lo que es, en última instancia, una responsabilidad histórica. Por ello, el 26-S ha de ser un acontecimiento de recuperación de la confianza compartida, baremo indispensable para saber de las bondades de esa transición que, tarde o temprano, nos retará.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2010/08/cum-grano-salis/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=685948
Ilustración: http://www.corneta.org/no_37/corneta_carlos_cruz_diez_muestra_el_color_sucede.html

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