domingo, 8 de agosto de 2010

vigilancia


San Lucas, 12:32-48

En su homilía participativa de hoy, el Padre Numa Molina (SJ) resaltó la palabra clave del Evangelio considerado: vigilancia, que es cumplir con nuestro deber de cristianos, mensaje particularmente dirigido a quienes tienen una responsabilidad de conducción (los Apóstoles y, hoy, a los que la ejercen desde un ámbito – incluso – distinto, modesto y diverso). No tiene sentido asistir a misa por el mero cumplimiento, si no se la vive, experimenta, con sentido de vigilancia.

Al citar a Lucas, observamos al inicio la inmensa ternura de Dios (rebañito mío), de rápido contraste con el Dios castigador que conocemos. Y cuando habla de los bienes, no sólo se refiere a los materiales, sino al talento que podemos dispersar al servir a los demás. Es necesario preguntarse: ¿cuáles son los tesoro de mi vida?, ¿hay un materialismo excesivo?, recordando el capítulo 25 de Mateo.

El espíritu del cristiano pertenece al presente, sin estar atado al pasado o al mañana, con la oportunidad de desplegar el amor para hacer el bien. San Juan de la Cruz refería aquello del examen del amor en la tarde de la vida. Insistamos, ¿soy vigilante?, ¿procuro el bien desde la casa, el trabajo, etc.?, ¿prolongamos la misa al traspasar las puertas de la Iglesia?. Vigilar no desde el miedo, sino porque construimos el Reino de Dios hoy para lograr un poquito el mundo mejor que deseamos.

Ilustración:
Fabián Burgos, Líneas paralelas

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