martes, 31 de agosto de 2010

ciudad rejadura


El único portal posible
Luis Barragán


Los específicos problemas del redundante Municipio Bolivariano Libertador, obvia y dramática clave del esquema centralista del poder, suelen solaparse y desaparecer frente a los que tienen alcance y envergadura nacional. Muy pocas veces el papel estelar le corresponde a la administración de la ciudad, pues el vecino de Miraflores ha logrado anularla por completo para beneplácito del gris alcalde menor que tiene el PSUV aposentado en ella.

Recientemente, la autoridad capitalina ha dispuesto la sustitución de infranqueables puertas y portalones de acero, por las llamadas santamarías (palabras más, palabras menos: de acero galvanizado y perforadas). Aceleradamente, los pasajes más concurridos y comerciales de la capital, deberán exhibir la novedad que ciertamente lo es, como prioridad de una gestión que olvida olímpicamente las altísimas cotas alcanzadas por el crimen, organizado o no.

Digamos que, en medio del campante desempleo muy bien disfrazado por Elías Eljuri a la cabeza del INE, el reemplazo supone una inversión adicional e imprevista, cercana a la fecha navideña, más de las veces insoportable para mantener dos o más empleados. Sin embargo, el debate ha de moverse muy bien por otra calle, definitivamente ciega y penumbrosa: la de la inseguridad personal.

Recordemos que el auge de los portones blindados partió del Caracazo tan celebrado hoy por el régimen, quedando como la irremediable opción ante la agresivísima delincuencia urbana. Y es que, inicial medida de emergencia, son pocos los locales, incluyendo los inmuebles invadidos, por modestos que sean, que no cuentan con el único valladar posible que nos dejan once años de chavezato.

Ocurre que el reemplazo inmediato no apunta a la solución más expedita y que, a juzgar por la botarata de real de la campaña oficialista, parece tener seguro financiamiento: la policía. Empero, ocurre algo semejante a la obligación de los residentes y empresarios privados de pintar sus fechadas: están condenados a hacerlo eternamente, porque el Estado (y la alcaldía lo es), no impide que las pintas callejeras y desorbitadas las contaminen (y hasta pagan para que lo hagan, propagandizando al Señor Presidente).

La Ciudad Socialista que dicen construir, reclama mayor fragilidad para reforzar una grata apariencia. Incumplidores, dejan que cada quien se aventure a la supervivencia, pues en la urbe premoderna a la que hemos retrocedido, la del asalto sistemático o espontáneo, bien vale dar una impresión estética de ornada y contradictoria postmodernidad, enmascarándola.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2010/08/el-unico-portal-posible/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=687929
Ilustración:
http://radardelosbarrios.blogspot.com/2010_05_01_archive.html

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