lunes, 23 de agosto de 2010

el arte de las dificultades



EL NACIONAL - Sábado 21 de Agosto de 2010 Cultura/5
MERCADO Trabas cambiarias y aduanales impiden intercambio internacional
El arte venezolano se ve afectado por la crisis política y económica
Las galerías han disminuido sus actividades expositivas y comerciales en espera de los resultados electorales
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ
A pesar de las limitaciones, la programación de las galerías llena el vacío que dejaron los museos nacionales en el circuito expositivo

Hace una década que Caracas dejó de ser la capital del arte en América Latina. La crisis política y económica ha mermado la actividad expositiva y el coleccionismo, y ha obligado a artistas y galerías a buscar otros mercados. En los últimos tres meses no se han inaugurado grandes muestras en la capital y las ventas se han estancado, en especial en los espacios de mayor tradición.

Es el caso de la galería Durban Segnini, que se mantiene a flote a fuerza de exposiciones colectivas de las obras que atesora. Se trata de una verdadera mina de las vanguardias latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX. Antonio Seguí, Roberto Matta, Eduardo Ramírez Villamizar, Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez figuran entre sus artistas representados.

Su propietario, César Segnini, señala que la actividad ha decaído y el mercado se encuentra paralizado. "Las galerías ya no tienen los visitantes ni la programación de antes. El arte es muy sensible a los cambios políticos y económicos, porque refugia dinero, representa una inversión y necesita gran libertad tanto económica como de expresión. En Venezuela no existe nada de eso".

Segnini tiene 40 años al frente de la galería de Las Mercedes y hace 2 décadas abrió una sucursal en Miami. En todo ese tiempo, no había experimentado las trabas para la libre circulación de las obras de arte que existen actualmente. "No hay libertad cambiaria, tampoco se facilita la entrada y salida de obras de arte a través de las aduanas. Eso impide traer a artistas extranjeros".

En ello coincide Zoraida Irazábal, cofundadora de la galería D’ Museo y miembro del comité organizador de la Feria Iberoamericana de Arte de Caracas. "Tenemos poca actividad en el exterior, pero cuando nos toca sacar una obra en préstamo para una bienal o exposición internacional el tema no es sólo Cadivi, sino también la aduana. Ahora existen otras limitaciones impuestas por el Instituto de Patrimonio Cultural, que establecen que los valores culturales que sean considerados patrimonio no pueden salir del país. Afortunadamente, aún no se han aplicado".

Jóvenes en alza. D’ Museo, al igual que otras galerías, ha logrado consolidar una programación en torno a artistas menores de 35 años de edad, pues sus propietarios consideran que no sólo es la única manera de mantenerse activos, sino también de paliar el vacío que dejó en el circuito expositivo el cambio de giro de los museos nacionales. "Las galerías tienen que reinventarse y mostrar las propuestas nuevas y de altísima factura que tenemos en el país", indica Irazábal. En la plantilla de artistas de esta sala figuran Reymond Romero, Ángel Marcano, Hayfer Brea y Emilio Narciso.

La logística de cada exposición cuesta alrededor de 9 millones de bolívares, que no pueden ser recuperados a través de la venta de los catálogos y menos con el cobro de entradas. "La gente se niega a pagar por ver", agrega la propietaria de D’ Museo. Para esta galerista, la clave está en financiar el arte joven con la venta de obras de figuras consagradas.

"Los Soto, los Cruz-Diez y los Otero son los que te permiten mantener de verdad una galería".

La misma línea siguen las galerías agrupadas en el Centro de Arte Los Galpones. Adriana Meneses afirma que G7 mantiene un perfil amplio. "Apostamos a jóvenes artistas, pero también manejamos el arte de los años cincuenta y sesenta, tanto venezolano como internacional, a través del mercado secundario".

Locales como G7, Fernando Zubillaga, Oficina N° 1, Paréntesis y Periférico Caracas tienen ventas moderadas y se apoyan entre sí. Una gran inauguración es beneficiosa no sólo para la galería que la organice, sino también para las demás. El centro de arte vivió su mejor momento en noviembre, con La experiencia sensorial del color de Carlos Cruz-Diez, el evento de arte más importante del año pasado, que contó con aproximadamente 12.000 visitantes. El proyecto fue posible gracias a una alianza entre Periférico Caracas y el Miami Art Museum.

Desde la otra acera, Segnini justifica el éxito del complejo cultural como una cuestión generacional. "Hay un nuevo público en el arte: los jóvenes, personas de entre 25 y 35 años de edad que se interesan por lo que hacen sus contemporáneos y que visitan estos lugares. Fuera de Los Galpones se han abierto otras galerías que se caracterizan por sus dimensiones pequeñas y bajo mantenimiento".

Una de las salas recién fundadas es la galería Extracto, en El Hatillo. Su propietario, Juan Carlos Montenegro, afirma que decidió abrir el local por su pasión por el arte y no por el afán de lucro. "Es un negocio modesto, aunque en el año que llevamos aquí hemos visto superadas nuestras proyecciones. Hemos vendido 30 obras. Nuestro perfil es de arte joven. El mayor de nuestros representados es Julián Villafañe, que tiene 43 años de edad, y sólo tengo un cliente mayor de 50 años. Todos los compradores regatean y ponen el valor económico por encima de lo estético".

Maestros venden poco. Aunque las obras de los jóvenes artistas atraen a un sector de los coleccionistas de arte, los costos de las galerías se cubren con la negociación de piezas de alto valor en el mercado internacional, por lo general de cinéticos y abstracto geométricos, que son precisamente las que menos se han vendido en el último trimestre. "Hasta el año pasado ese tipo de obra tenía demanda. Pero este año, con la situación crítica que está planteada, casi no tienen salida", asegura Irazábal.

La propietaria de D’ Museo afirma que todas las galerías han visto limitadas sus ventas a partir de mayo. "Hay poco dinero y la gente está esperando las elecciones de septiembre.

Además, hay temor. Más de un coleccionista ha salido de sus obras de Soto y Cruz-Diez por miedo a que sean declaradas patrimonio cultural de la nación".

Segnini afirma que tiene muchos compradores que jamás han puesto un pie en su galería caraqueña, pero que son asiduos a la sucursal de Miami.

"El mercado más importante del arte venezolano se desplazó al exterior, se maneja desde Miami, Bogotá y Panamá. Los mercados no desaparecen; se mueven".

Para el experto en arte, ello no significa que las galerías venezolanas estén condenadas a bajar la santamaría. "Las galerías no han cerrado, siguen existiendo aunque cambien de nombres y de espacios".

FOTOGRAFÏA: BELINDA UZCÁTEGUI/ARCHIVO

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