Esequibo
Luis Barragán
Siempre hemos sospechado del nacionalismo exacerbado, ramplón y temerario, cuya pobreza política suele compensarla con una estridencia artera. Suele esconder propósitos inconfesables, ayudando a fustigar más a los propios que a los ajenos.
Confiamos en las posturas responsables, comedidas y diligentes, pero firmes, proporcionales y eficaces, reconociéndonos en los esfuerzos realizados – por ejemplo – para defender la integridad territorial venezolana y, específicamente, recuperar el territorio del Esequibo, en un pasado que en nada abona al presente. Desde hace década y media, en los hechos, el gobierno guyanés ha contado con la más generosa comprensión del gobierno venezolano, aceptando el ejercicio efectivo de soberanía en el territorio en reclamación que incluye las concesiones suscritas por Georgetown con sendas empresas transnacionales.
Quienes acusan al resto de la humanidad de apátridas, entreguistas y lacayos, afincándose en la destrucción moral del enemigo interno que osan declarar y perseguir, no sólo destruyeron y destruyen a PDVSA, dejaron y dejan que asesinen a sus compatriotas en las calles, gozaron y gozan de los altos e inéditos niveles de importación de alimentos, obsequiaron y obsequian como propios el dinero y otros recursos de los venezolanos, sino que regalaron y regalan el Esequibo. Sin embargo, es tal la resistencia de los venezolanos, añadida la adecuada y rápida reacción de la Armada que detuvo una embarcación extranjera en nuestras aguas, aunque disgustara a Miraflores o La Planicie, que el regalo no se ha hecho efectivo.
Indudable la responsabilidad de Chávez Frías y Maduro Moros, señalada una conducta contrastante con la asumida por el liderazgo venezolano en las décadas anteriores. Por cierto, los integrantes de la Movida Parlamentaria todavía esperamos respuesta de nuestra solicitud formulada ante el Comandante General de la Armada para que nos facilite la transportación a la referida zona fronteriza, a objeto de reivindicarla como parte de la Venezuela que quizá – desde ya – ha de agregarla simbólicamente mediante la novena estrella en la bandera nacional.
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/1251968.asp
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