La arrogancia del poder. Éste dice autorizar todo, mientras no toque los intereses y las versiones del que está más arriba. Hay algo más que resquicios para las propias ocurrencias. En nombre de los más altos ideales, nunca enunciados y, menos, explicados; en nombre de la herencia recibida, cojonuda porque dice autorizarlo moralmente para todo; en nombre de su nombre, porque de mosquito para arriba todo es cacería y apabullamiento. Claro, mientras no rasgue el techo. Cualquier cosa es válida, como meterse en las entrañas de Caracas, subvirtiendo cómodamente el Metro de Caracas; como estampar y trenzar con su nombre, cada pared y cada poste; como rendirse culto a sí mismo, creyendo disimularlo, a través del diario pasquin que da de comer al sacerdocio inevitable de su alta clientelar. Ahora, Ronald McDonal's con su perfomance de semáforo y hasta colores que les son tan familiares. Así lo vimos, saliendo de la Asablea Nacional, este lunes próximo pasado.
LB
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