EL NACIONAL - Miércoles 01 de Agosto de 2012 Opinión/7
Chávez: tres logros
ANÍBAL ROMERO
Desde su perspectiva, como parte del proceso de destrucción institucional que lleva a cabo el régimen, Hugo Chávez ha obtenido varios logros. Es necesario entenderlos para en un futuro rectificarlos.
En primer término Chávez ha impuesto una interpretación unilateralmente negativa de la así llamada cuarta república, es decir, las cuatro décadas de democracia anteriores a su llegada a la Presidencia. Partiendo de la versión ahora predominante, esos 40 años fueron sombríos y estériles y sólo cabe recordarlos para arrojar sobre ellos un estigma irredimible.
Semejante interpretación, por un lado, distorsiona una realidad compleja que también tuvo numerosos aspectos positivos. El más relevante fue la existencia de un orden político que permitía, si así lo decidían los electores, cambiar a los gobiernos en un tiempo definido y de manera pacífica, con amplia confianza en el sistema electoral. Nada de ello existe ahora.
Por otra parte, la versión chavista de la historia profundiza nuestra trágica propensión a empezar siempre desde cero, a condenar de plano todo lo que nos precede, a pretender que el pasado puede borrarse y que su legado es siempre negativo. El exorcismo perenne del pasado nos conduce a inventar constituciones de puro papel, que se amontonan en gavetas apolilladas sin que sean tomadas en cuenta realmente; constituciones que sirven para apuntalar fantasías refundacionales.
En segundo lugar, el estigma de Chávez sobre la cuarta república, nuestra República civil, le permite exaltar y reafirmar el papel conductor de los militares sobre los destinos venezolanos y legitimarlo mediante el mesianismo bolivariano. Si la República civil fue lo que Chávez dice que fue, y los militares son los verdaderos herederos de Bolívar, entonces qué duda cabe: son ellos quienes deben gobernar. Con su interesada distorsión de la historia, Chávez ha procurado dar al sector castrense una especie de título de dominio a perpetuidad sobre el país, subestimar el aporte civil a la nación y sacar fuera de toda proporción el de los militares.
En tercer término, Chávez ha movido el epicentro de la política venezolana hacia la izquierda. Hace apenas pocos años, cuando comenzó de manera abierta su prédica socialista, la izquierda filomarxista en Venezuela era relativamente marginal. Ni siquiera el MAS, con su gran esfuerzo para moverse hacia el centro, había alcanzado escapar de un círculo estrecho de respaldo. El concepto de socialismo era en general oscuro y muchos lo rechazaban como comunismo disfrazado.
Tal situación ha cambiado y con su empeño proselitista Chávez ha conseguido, por una parte, que una cierta percepción del socialismo como algo presuntamente justo y progresista se haya extendido en nuestra sociedad, y por otra parte ha ido empujando a la oposición democrática a ubicarse más y más dentro de un ámbito ideológico de izquierda. He escuchado decir a varios de nuestros dirigentes democráticos que son "de izquierda", o de "centroizquierda", y en varias ocasiones importantes figuras de oposición han aseverado que "los verdaderos socialistas" son ellos y no Chávez.
Ni siquiera se atreven a criticar con fuerza y decisión el desastre cubano. Están chantajeados en sus conciencias. Me quito el sombrero ante tales logros aunque a la vez los cuestione radicalmente. Con audacia, coraje ideológico y perseverancia, Chávez ha avanzado sin tregua por 13 años. No temo reconocerlo, pues no otro podría ser el primer paso para corregir las distorsiones y errores de esta etapa en nuestra existencia como nación.
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