De aquellos tiempos de dictadura
Luis Barragán
Oportuno estreno el de la última película de Carlos Oteiza, “Tiempos de dictadura” (2012). Oportuno y necesario para la novísima generación de votantes que cree que el país nació poco más de un década atrás, obviando las incontables vicisitudes que lo hicieron posible por largos doscientos años de vida republicana, con sus flaquezas y fortalezas, tristezas y alegrías, fracasos y éxitos.
La película concede el ingrediente histórico indispensable para el debate político actual, sorprendiendo a muchos el coraje de aquellos protagonistas que dista demasiado del pretendido respecto a los que fracasaron el 4-F, o tienen por obstinado empeño el de reescribir la historia desde sus privilegiadas, cómodas y seguras posiciones de poder. Pérez Jiménez existió, aunque – ciertamente – sobrevive una determinada concepción de las personas, del mundo y de las cosas que alentó a través del “Nuevo Ideal Nacional”. No obstante, deseamos telegráficamente llamar la atención sobre tres circunstancias.
La espléndidez del cine didáctico, pues, por una parte, Oteiza ha hecho una magnífica diligencia por sus reseñas, testimonios recogidos y secuencias de animación de gran calidad, que van más allá del género documental. Una inmensa capacidad de síntesis que anima a la búsqueda de mayor información sobre tan dura etapa de la historia venezolana, que ha de llamar la atención del profesorado de educación secundaria y superior.
Muy bien valdría que la viera y discutiera públicamente, por otra, esa increíble e ínfima minoría de muchachos a favor de Pérez Jiménez que, lo hemos referido antes, detectada en universidades públicas, tiene por coraje las redes sociales y la ligereza de sus opiniones. En algunas ocasiones la hemos topado, pero no pasan más allá de las arengas a destiempo de una suerte de militancia que es la de una asombrosa ignorancia sobre el pasado.
Finalmente, en consecuencia, la obra de Oteiza no pretende la inédita profundidad de los hallazgos históricos y su discusión, pero nos trae – por ejemplo - el regreso de Yolanda Moreno. Ella (y su “Retablo de Maravillas”), siendo muy joven, fue identificada con la dictadura y supo de un más o menos prolongado lapso de marginación, pero su innegable talento y sobrada valentía se impusieron: regresa de esa suerte de maldición, al rendir testimonio en una película que, concluimos, no sataniza sino que ventila las verdades olvidadas.
Fuente:http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/3964201.asp
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