martes, 25 de septiembre de 2012

BITÁCORA

Nuestra protesta: cadena se llevó por delante a Domingo Alberto
Luis Barragán

Sesión plenaria de la Asamblea Nacional, 25 de los corrientes. Ya había introducido el proyecto de acuerdo por Secretaría relacionado con el centenario del natalicio de Fedora Alemán. Estaba pendiente de la posibilidad de plantearlo antes de los venideros comicios presidenciales, pues ella cumpleaños el 11 de Octubre. Acostumbrado Orden del Día con las solicitudes de sendos créditos adicionales, quedaron para el final dos proyectos de acuerdo: Domingo Alberto Rangel y al satélite Miranda. Fedora deberá esperar. No obstante, me animé – deuda de lector – a intervenir en el de Rangel.

El proponente, Fernando Soto, nos sorprendió y planteó un proyecto de acuerdo con el que básicamente estuve de acuerdo, a pesar del – esta vez – comprensible sesgo. Planteaba, por ejemplo, reeditar los tres tomos de “Capital y Desarrollo”. William Dávila hizo buenos aportes, aunque reclamó al otrora líder adeco y constituyentista del ’47. Deseé complementar ambas intervenciones y, a pesar de no citar otros aspectos que más adelante motivarán un cuasi-ensayo de prensa, dije que lo asumía sin complejos, como militante del humanismo cristiano; referí un título leído en el bachillerato y otro, sin ironía, como “Junto al lecho del caudillo”, de recomendable publicación junto a la serie dedicada a Gómez y al gomecismo; cavilé brevemente sobre la claridad ideológica del tovareño, aunque un poco ambiguo tratándose de Lenin y Trotsky.  Inevitable, aludido el verbo encendiario, inteligente y sagaz que lo convirtió en un formidable interlocutor en el debate parlamentario, apunté al lenguaje soez y a la actitud procaz, las ideas confusas y la fácil descalificación personal del oficialismo, al que justamente interpela Domingo Alberto.

No había terminado mi intervención cuando sobrevino la cadena. Me percaté a través de un rápido parpadeo del monitor lateral que, en cosas de segundo, normalizándose, prosigue con la sesión en casa , mientras que fuera nadie sabe de ella. Obvia y nuevamente, protesté: ¿qué hubiese dicho Rangel con tamaña interrupción?, ¿cómo hubiese cuestionado hasta el fondo a un parlamento que actúa como una oficina de Miraflores?  Concluí ante la burla que susurraban los diputados del gobierno y el silencio de una bancada casi desierta como la opositora. El punto terminó con la intervención de Aristóbulo Istúriz que en nada mencionó el corte de la transmisión radiotelevisiva, comentando uno que otro ajuste del proyecto en la línea de Soto/Dávila. Digamos, fue el modo que tuvo el chavezato de homenajear a Domingo Alberto Rangel, el marxista convencido que no gustó del Comandante-Presidente: se lo llevó por delante.
Fotografía: MFS,  inicio de la intervención LB  (25/09/12)

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