lunes, 17 de septiembre de 2012

¿ROJA O AMARILLA?

A propósito de Econoinvest y los Metropolitanos
Luis Barragán


Cuatro directivos de Econoinvest cumplen condena por un delito incierto, sin haber sido sentenciados. Dos años tienen en la sede de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), a la orden – obviamente – del Comandante-en-Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Supuestamente, la empresa incurrió en sendos ilícitos cambiarios con la aplicación de una reforma legal posterior, cuya tipificación está reñida con caros principios en materia penal como el de la retroactividad desfavorable.  En consecuencia, poco ha importado, convirtiéndola inmediatamente en política, la prisión que soportan, añadidas las consecuencias que trajo para la Fundación para la Cultura Urbana caracterizada por una extraordinaria labor editorial que, proporcionalmente, hizo más que Farruco Sesto, el faraón cultural del régimen ahora titulado como el transformador revolucionario de la ciudad capital.

Alguien que presidió nada más y nada menos que la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, mediante confesión notariada y apostillada por la cancillería costarricense, revela la gravísima orden que cumplió para arruinar la vida de los agentes de la Policía Metropolitana, tras barrotes desde hace añales. Refiere en el documento: "Es un deber inaplazable confesar ante ustedes, y ante todos, que he cometido el pecado de haber transmitido a los jueces que los juzgaron la orden de condenarles a 30 años de prisión a como diera lugar. Yo estaba cumpliendo instrucciones directas del presidente Hugo Chávez Frías, quien así me lo ordenó".

Miles de venezolanos pierden la vida en las calles y aún en las cárceles, donde se presume que el Estado tiene mayores posibilidades de garantizarla. La indolencia se suma a la incompetencia de un oficialismo que se rasga las vestiduras por una “dignificación” que ha abonado a la cultura de la muerte, condenada toda la burocracia media a guardar silencio, pues, un paso en falso, el más modesto reconocimiento de los errores y también deliberados propósitos, puede significarles lo peor en términos inicialmente personales.

Mucho se sabrá del caso de Econoinvest, los Metropolitanos y de las cárceles venezolanas, incluyendo las calles que adquieren tamaña condición, así de sencillo, cuando respiremos un poco más de libertad y de la efectiva fijación de responsabilidades. Por ello, valoramos altamente las declaraciones, confesiones y otros pronunciamientos de Eladio Aponte Aponte.

Se dirá de una exageración y hasta pretensión de reivindicarlo, pero hay circunstancias que atenúan las responsabilidades de quien – igualmente – tiene el coraje de rectificar y contribuir al esclarecimiento de la verdad.  Ciertamente delinquió, suscitando las muchas rabias de sus víctimas más directas, mas no debemos pretender que éste o los futuros Doble-Aponte, llevando nuestra venganza hasta las últimas consecuencias, muerdan polvo con sangre mientras que sepamos de los oportunistas que hasta hace no mucho aplaudían apasionadamente al Comandante-Presidente, hoy lo hacen con Capriles Randonski, como si hubiesen corrido una suerte semejante a la de Saulo en el camino de Damasco.

Recordamos una homilía de Castillo Lara con motivo de un aniversario del 11-A, en la que habló del perdón ante la indiferencia de la feligresía que, después, compitió para tomarse la consabida fotografía vía móvil celular con el prelado. Y, aclaró, no hay perdón sin justicia.

De modo que, siendo un mensaje para los activísimos y sacrificados navegadores antichavistas de la hora, heroicos hasta el hartazgo en las redes, vamos a disminuir la pólvora digital contra el o los Doble Aponte del presente y del futuro. Y generar la confianza necesaria para una sana y convincente administración de justicia tan inherente y legitimadora de la transición democrática en la que nos empeñamos: failitando y ayudando a una liberación del remordimiento de consciencia de quienes operaron la administración del terror por estos años, reconociendo los atenuantes que provoca la voluntaria, espontánea y sobria admisión de los hechos.

Concluyendo, protagonistas como los de Econoinvest, los Metropolitanos y el resto de los venezolanos que directamente sufren el régimen, seguramente lo comprenderán y perdonarán. Ya lo dijo el Cardenal Castillo Lara, perdonar haciendo justicia.

Fuente: http://www.noticierodigital.com/2012/09/a-proposito-de-econoin
Fotografía: LB, Caracas, 14/08/12.

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