Se dirá que el problema es de vieja data. No obstante, hay tres diferencias esenciales con el presente. La una, que - siendo una democracia efectiva de alternancia - tampoco el poder establecido había empleado tamaño y persistente lenguaje escatológico; la otra, nunca el principal candidato opositor había demostrado tanta moderación, dándole el justo relieve al oficialista; y, finalmente, ese empleo tan particular del lenguaje, no tenía aparente costo político....
LB
Reseña: El Nacional, Caracas, 05/05/83.
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