lunes, 17 de septiembre de 2012

SACRIFICIO, EL DEL PRESUPUESTO PÚBLICO

Del mitinero solitario
Luis Barragán


A simple vista, ha fracasado el Comando Carabobo en los afanes de esta hora. Quién sabe a cuánto llega la pérdida de dinero en la   movilización que no se dio con motivo del simulacro electoral que le resultó adverso, a pesar de las inmensas expectativas que el oficialismo, no otro, levantó de tal ejercicio técnico.

Ha poblado de “puntos rojos” los caseríos, pueblo y ciudades, procurando animar esa infinita soledad que no logra disimular el despliegue de los equipos de sonido. El rostro de los promotores siempre es de tedio y hasta de vergüenza, pues cumplen obviamente una rutina por la que se les paga, conquistando un empleo precarísimo o la promesa de entrada a la distante nómina de sus sueños.

Transitábamos por una de estas calles de la Venezuela que nos duele, y el colorado toldo abrigaba del sol a dos o tres personas, a media mañana de la semana laboral que se iniciaba. Nos detuvimos pacientemente en la esquina de enfrente, postergando los sorbos de café, cuando el líder del destacamento electoral empuñó el micrófono lamentando la indiferencia de las personas que ni siquiera tomaban el afiche de Chávez Frías, generosamente obsequiado en su alcabala urbana.

El orador solitario, acaso, imaginándose protagonista de un acto de multitudes en la avenida Bolívar de Caracas, comenzó el accidentado discurso, y, adivinando el motivo de tanta displicencia que lo rodeaba, se confesó como un empleado público que, junto a los compañeros que laboran en los ministerios más cercanos, hace tan personales sacrificios por el Comandante-Presidente. Lo supusimos un reclamo de reconocimiento, sin destinatario alguno, pues parecía atestiguarlo únicamente el cielo que rebotaba los estridentes decibeles del costoso equipo.

Un señor algo mayor, tuvo la ocurrencia de taparse los oídos al pasar cerca del mitinero de ocasión, y éste, agotado el mensaje, devenido pastor evangélico, lo increpó por no desear escuchar la palabra sagrada. Vale decir, con toda la impunidad del caso, lo presumió un “majunche” que le da la espalda nada más y nada menos que al llamado de la Patria.

Inevitable, yéndome, nos tocó el turno de rechazar el afiche ofrecido y dijo molerme de tanto insulto, cuando seguí caminando haciéndole la señal de costumbre. Goloso de nuestra presunción,  recordamos aquella sentencia tan popular que Bart Simpson (zen)  pronunció una vez: los árboles no se oyen al caer, si no hay alguien que los oiga.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/12803-del-mitinero-solitario
Fotografía: LB, Caracas (04/09/12)

No hay comentarios:

Publicar un comentario