lunes, 5 de marzo de 2012

¿SARTRE?


EL UNIVERSAL, 5 de Marzo de 2012
La libertad existencialista
El núcleo común a los existencialistas es considerar que la existencia precede a la esencia
CARLOS GOEDDER

"El hombre es el porvenir del hombre". Francis Ponge (1899-1988)

El escritor francés Jean Paul Sartre (1905-1980) es uno de los pensadores claves del Existencialismo. Una aclaración sobre esta línea de pensamiento sartriano es la expuesta en la conferencia El Liberalismo es un Humanismo, publicada en 1948 (se usa aquí: Ediciones Folio, 2007).

Si bien la ponencia es introductoria, proporciona espacio para muchas reflexiones. El primer punto importante es distinguir que hay varios existencialismos, incluso uno católico [por ejemplo el del francés Gabriel Marcel (1889-1973), sobre el cual escribiré un artículo oportunamente]. El de Sartre es un existencialismo ateo, con algunos vasos comunicantes tendidos hacia al propuesto tempranamente por el alemán Martin Heidegger (1889-1976).

El núcleo común a los existencialistas es considerar que la existencia precede a la esencia. Esto es, se carece de naturaleza humana en este pensamiento. El ser humano se construye mediante la acción. Como dice Sartre: "el hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada: solo será después, y será tal como se ha hecho". El hombre carece de excusas, sean estas genéticas, culturales o históricas. Como afirma Sartre: "... No hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad".

Aquí cada ser humano se construye y se opta por hablar de condición humana en lugar de naturaleza humana. El existencialismo es lo opuesto al quietismo. Siguiendo a Sartre: "... Si, como [Émile] Zola [1840-1902] declaramos que [las personas] son así por la acción del medio, de la sociedad, por un determinismo orgánico o psicológico, la gente se sentiría segura y diría: 'bueno, somos así y nadie puede hacer nada', pero el existencialista, cuando describe a un cobarde, dice que el cobarde es responsable de su cobardía".

Esto enfrenta al peso de la libertad. "El existencialista -dice Sartre- suele declarar que el hombre es angustia". Ante la elección, hay "angustia, desamparo, desesperación... ". El autor elabora: "no se trata de una angustia que conduzca al quietismo, a la inacción. Se trata de una simple angustia que conocen todos los que han tenido responsabilidades". En su propuesta, Sartre excluye a Dios y matiza diciendo "pensamos que el problema no es el de su existencia"; acá el hombre construye sus valores y en tal sentido elige cierto tipo de proyecto humano para sí mismo y el resto de los seres humanos. Este es el punto más delicado del existencialismo, el de la intersubjetividad, siendo clave este concepto de las libertades personales, que incluso pueden estar condenadas a la incomunicación: "... No puedo contar con hombres que no conozco fundándome en la bondad humana, o en el interés del hombre por el bien de la sociedad, dado que el hombre es libre y que no hay ninguna naturaleza humana en la que yo pueda fundarme". Más aún: "así, soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen del hombre que yo elijo; eligiéndome, elijo al hombre".

Hay momentos sublimes en la propuesta. Por ejemplo, estas aseveraciones de Sartre: "estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre". O bien "... Para el existencialismo, no hay otro amor que el que se construye". Y ésta que es una de las más tajantes: "si viene a pedir consejo, es que ya ha elegido la respuesta" (esta última sugiere que al ir a pedir opinión a otro y conocer cómo es ese otro y qué profesa, ya he elegido de antemano qué quiero oír).

Este es un liberalismo que alguien en el debate tilda de "torturado, angustiado". Yo diría que es hiperbólico. Tiene ciertas dosis de racionalismo, porque opina que "el existencialista no cree en el poder de la pasión (... ); piensa que el hombre es responsable de su pasión". También desestima como problemas relevantes buenas dosis de aleatoriedad y azar que influyen nuestras vidas, simplemente porque están fuera del ámbito de nuestra acción. Además es grato ver a un izquierdista como Sartre señalar a uno de sus contrincantes en el debate: "¿quiere Ud. precisarme claramente qué entiende por causalidad? El día que un marxista me lo haya explicado, creeré en la causalidad marxista. De esta causalidad secreta (... ) ustedes no pueden dar cuenta".

En fin: el ser humano está lanzado a este mundo para construirse a sí mismo. A los profesores Massimo Desiato y Emeterio Gómez.

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