EL NACIONAL - Viernes 09 de Marzo de 2012 Escenas/2
CONMEMORACIÓN El escritor falleció hace 15 años
Pedro Berroeta aprendió a dejar su huella en el agua
El primer director de VTV huía de los intelectuales y le gustaba rodearse de "gente inteligente pero sencilla", como dijo en 1993
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ
El 7 de marzo se cumplieron tres lustros de la muerte de Pedro Berroeta, el autor de La salamandra 1968 ARCHIVO
Es tan raro un escritor humilde, que quizás por eso Pedro Berroeta no se consideraba uno.
Publicó su primer libro en 1945, una colección de relatos titulada Marianik¸ y luego las novelas Instantes de fuga (1948), La leyenda del Conde Luna (1956), El espía que vino del cielo (1968), La salamandra (1975) y Migaja, lectura para descansar (1976). Pero, a pesar de éstas y de otras que faltan por enumerar, murió convencido de que su obra no iba a marcar al país que tanto quiso.
En 1992 editó lo que se puede considerar una declaración de principios, o un peligroso juego con la muerte: La huella del pez en el agua.
"Es la historia de un individuo que se llama Pedro Berroeta, que un día sube a un carro y se va a cualquier lugar. Sólo le dice a la muchacha que se ocupa de la casa: `Adiós Mercedes’. Ella le contesta: `No diga nunca adiós, señor. Los que dicen adiós no vuelven’. Pedro Berroeta desaparece y sus amigos empiezan su búsqueda, porque Pedro no da señales de vida", contó el autor que el año siguiente recibió el Premio Municipal y el Premio Nacional de Narrativa durante una entrevista que le realizó El Nacional en septiembre de 1992.
La verdad es que Pedro Berroeta sí abandonó su casa, pero 4 años después, el 7 de marzo, víctima de una prolongada enfermedad que lo postró por 2 meses en una cama. Por esa razón, sus amigos y sus lectores tienen 15 años buscándolo. Y tanta falta que hacen personas como él, que prefería rodearse de "gente inteligente pero sencilla", antes que de intelectuales, como dijo en una entrevista publicada en El Diario de Caracas el 15 de julio de 1993.
Berroeta se graduó como periodista en París y fue el primer director que tuvo Venezolana de Televisión, entre 1976 y 1979. En ese mismo canal condujo programas apegados a su sempiterna preocupación por la cultura nacional, como fueron La Entrevista de Hoy y Análisis.
En su faceta periodística se distinguió como uno de esos raros hombres que hizo de sus escritos de opinión lecciones de vida. Un ejemplo es el artículo "La generación de las dificultades", que publicó el 3 de agosto de 1987 en su columna "Vuelta de hoja" de El Nacional y que lo hizo merecedor de la mención de honor del Premio Nacional de Periodismo de ese año. Sirvan sus palabras para concluir este homenaje: "Al margen de las peleas por las candidaturas, al margen de la corrupción continuada, al margen de los desaciertos, esta generación de las dificultades compuesta de jóvenes y adultos útiles, con sentido de la vergüenza, está rescatando a Venezuela".
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